El Viernes Santo es un día triste. ¿O no? Jesús murió para que los hombres vivan. Si lo vemos así, el Viernes Santo es una fiesta del amor de Dios, precisamente hacia los hombres que deben pasar ellos mismos por sufrimientos.
Jesús fue azotado, dice. Esto significa que le fueron provocados dolores, se lo golpeó, le fueron propinados latigazos, se lo empujó, se le gritó, se lo amenazó. Y finalmente lo mataron. Hoy está prohibido ese tipo de torturas, transgreden la Carta de los Derechos del hombre. Pero igual hay hoy muchas personas que pasan por sufrimientos.
Aquí algunos pocos ejemplos de la asistencia espiritual:
- Ejemplo 1 – Refugiados: Es muy grande la cantidad de refugiados que actualmente atraviesan Europa. Se ha instalado una verdadera migración de pueblos. Personas de muchos países son empujadas de un lado para el otro, caen en las redes de las bandas de traficantes de personas, pierden todas sus pertenencias, también su fe en la humanidad. Así también Hakim (nombre modificado por la redacción), el cristiano sirio ortodoxo de 18 años, que pudo aprender recién en Europa que es posible alabar a Dios públicamente. Halló acceso en una comunidad cristiana y está comenzando con mucho esfuerzo a retomar lo que antes dejaba de hacer. Incluso está volviendo a orar.
- Ejemplo 2 – Niños: En una sociedad, los niños siempre son dignos de cuidados. A partir de ellos se desarrolla el futuro. Las Naciones Unidas se han puesto como objetivo del milenio la reducción de la tasa mundial de mortalidad infantil. Si en 1990 todavía morían 12,7 millones de niños menores de cinco años, en 2012 la cifra estaba en los 6,6 millones. Pulmonía, diarrea y malaria son las causas de muerte más frecuentes. En los así llamados países industrializados, muere aproximadamente el 0,7% de los niños antes de su 5º cumpleaños. Entre ellos también Max (nombre modificado por la redacción), el chiquito que apenas nació fue sellado en la sala de partos por el Pastor y que poco después murió. Varios agujeros en el corazón fueron la causa de su muerte. Los padres estaban felices por haber podido tener a su hijo con ellos aunque sea por unos pocos minutos.
- Ejemplo 3 – Mujeres: Los derechos de la mujer son derechos humanos. Pero a pesar de todas las explicaciones, premisas, evocaciones de lo contrario, las mujeres todavía hoy son discriminadas por su sexo. Así como Efe (nombre modificado por la redacción), la mujer de Senegal. Fue violada en total 15 veces, lo que la traumatizó profundamente. Sólo en forma muy lenta logra enfrentar la realidad de la vida. Cuando alguien se le acerca se asusta, apenas la tocan entra en pánico. Mucha paciencia va a ser necesaria para devolverle la fe en una vida plena.
- Ejemplo 4 – Discapacitados: A las personas con discapacidades todo les cuesta. No sólo en lo concerniente a arreglarse ellos mismos. Muchas veces se les presta muy poca atención. En algunos Estados les falta lo más necesario: no tienen suficiente asistencia sanitaria, sólo poco apoyo en la vida cotidiana, no hay instituciones apropiadas para su atención. En otros países reina la competitividad, la presión de la competencia, el egoísmo. En una sociedad caracterizada por el consumo todo es difícil para las personas con discapacidades. Así como Sue, una discapacitada múltiple (nombre modificado por la redacción), que después de años de búsqueda por parte de sus padres finalmente pudo ser alojada en una institución dedicada a ayudar a las personas. Según los conocimientos médicos no tiene una expectativa de vida muy larga, pero al menos debe poder morir contenta, dice su madre.
Viernes Santo: Dios ama sin acepción de personas
A todas estas personas Dios las ama. Él ha enviado a su Hijo Jesucristo a la tierra para que muera por ellas. Esta es la fe cristiana uniforme. En el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica dice al respecto: «No existe manera más evidente que el sacrificio de Jesús para demostrar el amor de Dios al hombre. Con lo acaecido el Viernes Santo, comenzó una nueva dimensión en la historia de la salvación» (Catecismo INA 12.5.3).
El Viernes Santo nos enseña que Dios se inclina hacia todos los hombres, que su amor está dirigido a todos, sin acepción de personas, que nada ni nadie es más grande que el amor de Dios: «Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8:38-39).
Foto: g215 – Fotolia