“Aun así, me quedaré contigo”
Jesús, el buen Pastor, diferentes rebaños en diferentes rediles y la búsqueda de la oveja perdida. El Apóstol Mayor desarrolló recientemente en forma sorprendente la conocida imagen bíblica.
“También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor”. Esta fue la palabra bíblica de Juan 10:16 utilizada para el Servicio Divino del 6 de marzo de 2022 en Linz (Austria).
El propio Jesucristo se presentó como el buen Pastor. “Así es como describió su Obra Redentora”, explicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Las ovejas “son las almas de los seres humanos”. Su rebaño, las ovejas que oyen su voz, “es la Iglesia de Cristo, son las almas que creen en Él y lo siguen”.
Una cuestión de cercanía y distancia
Y luego están las ovejas que todavía están en otro redil, que “son las personas que hoy todavía no creen en el Señor”. Tanto en este mundo como en el más allá “hay diferentes rediles”, dijo el Apóstol Mayor. Sin embargo, esto no tiene nada que ver con las circunstancias de la vida y la forma de morir. “Se trata de la cercanía y la distancia a Dios”.
“La Santa Cena, el Bautismo con Agua y el Bautismo con Espíritu determinan la distancia a Dios; sin estos Sacramentos, la distancia a Dios sigue siendo más grande”. Sin embargo, “muchas personas nunca han oído hablar de Jesucristo, no pueden creer en Él porque no lo conocen en absoluto. ¿Están muy lejos de Dios estas personas?”.
No, porque para Dios lo que cuenta son las decisiones de las personas: “Él les ha dado una conciencia. Toda persona, aunque no crea en absoluto en Dios, puede saber en lo más íntimo de su ser –al menos lo intuye– lo que Dios quiere realmente. Si has elegido el bien, estás más cerca de Dios que los que han elegido el mal”.
Experimentar y dejar experimentar
Tan diferentes como lo son las personas de los distintos rediles, “¡Jesús las ama a todas con el mismo amor! Aunque estén muy lejos y sean muy malas, muy malvadas, no hay diferencia entre ellas. Esto no podemos entenderlo, pero es un hecho”. Sin embargo, “quien sigue al Señor Jesús, le obedece y lo ama, puede experimentar este amor de Dios de manera especial”.
“Jesús los ama a todos, quiere llamarlos a todos a su reino. Pero Él determina cuándo los llama”, subrayó el dirigente de la Iglesia. “A algunos los llama aquí en la tierra, a otros los llama en el más allá”. “El llamado de Dios no tiene nada que ver con el estado del alma”, dijo refiriéndose a los ejemplos bíblicos de Saulo y Zaqueo, así como del malhechor en la cruz.
“Nosotros no podemos llamar a los seres humanos, ni en este mundo ni en el más allá. Pero podemos asegurarnos de que este llamado sea oído”. ¿Y cómo se puede hacer? “Sencillamente, haciendo que el amor de Dios sea experimentado por nuestro prójimo, a través de nosotros”.
Alguien que nunca decepciona
Esto se aplica también a las ovejas perdidas de las que Jesús habla en otro pasaje. Algunos “se han alejado del rebaño de Cristo porque el amor a Dios se ha enfriado en ellos y ya no les interesa”. A ellos está dirigido el llamado: “Os seguimos amando, os extrañamos”. Especialmente en estos tiempos de crisis, ya sea por el coronavirus o la guerra, con un corazón lleno de paz y confianza “podemos mostrar lo que Jesús puede darnos”.
En relación con la oveja perdida, Jesús también habló de los “pequeños”. Estos eran los que no tenían una fe firme, explicó el Apóstol Mayor. “Luego vino una decepción y perdieron la confianza en Dios”. Para ellos, el llamado es: “Hicimos algo mal, lo sentimos, regresa”.
“Tal vez, querido hermano, querida hermana, seamos nosotros la oveja perdida porque ya nos hemos alejado interiormente del Señor o de la comunidad”, es el llamamiento del Apóstol Mayor Schneider: “Jesús quiere llevarte a su reino. No lo dejes por deficiencias humanas. Jesús no te decepcionará, Él te ama”. Vale la pena decirle al Señor: “Aun así, me quedaré contigo”.
Información del artículo
Autor:
Fecha:
Andreas Rother
23.03.2022