¿Has dicho “gracias” hoy?

Cuando algo va bien, muchas veces no pensamos en decírselo a Dios. Sin embargo, el agradecimiento también es una parte importante de la oración. En relación con el lema anual “Orar funciona”, aquí algunos consejos para padres e hijos y para todos los demás.

El agradecimiento como forma de vida

Desde la antigüedad, los filósofos se han ocupado del agradecimiento, porque determina cómo vivimos, cómo nos vinculamos y cómo nos sentimos. El filósofo griego Epicteto ya sabía hace unos 2.000 años que no siempre hacen falta grandes ocasiones para estar agradecido. Acuñó la frase “Podría haber sido peor” y definió la felicidad en la vida como ser capaz de estar feliz y agradecido por cada desgracia que no se materializa.

Solo hace 20 años que los psicólogos descubrieron que el agradecimiento también puede ayudar a fortalecer la salud, el bienestar y las defensas mentales. Varios estudios han investigado lo que puede conseguir una actitud de agradecimiento. Las personas que participaron de la prueba anotaron diariamente durante un periodo de tiempo aquello por lo que estaban agradecidos. En un estudio posterior, los psicólogos comprobaron que esas personas eran más felices y estaban más satisfechas que antes. Reflexionar regularmente sobre acontecimientos y sentimientos positivos las había ayudado a desarrollar una actitud más optimista ante la vida. También tenían más capacidad de alcanzar objetivos personales en cuanto a su carrera, las relaciones interpersonales y la salud. Incluso los adultos que padecían una enfermedad neuromuscular consiguieron ser más optimistas y estar más conectados con otras personas gracias a un programa de entrenamiento en agradecimiento de 21 días. También dormían mejor y sufrían menos depresión que antes.

Los efectos positivos de una actitud de agradecimiento también pueden observarse en los niños. Según un estudio realizado en Estados Unidos en 2008, los niños agradecidos tienen una actitud más positiva hacia la escuela y su familia que los demás. Sin embargo, los niños no tienen automáticamente esta actitud básica; hay que enseñársela de forma adecuada a su edad.

7 pasos hacia el agradecimiento

Dar las gracias: Casi todos los padres enseñan a sus hijos a decir “gracias” y “por favor”. Para que estas palabras no sean solo frases que se espera que los niños digan, es necesario que se den cuenta de por qué las dicen. Los adultos deben explicar a los niños por qué y para qué deben dar las gracias. Para concienciarlos, pueden, por ejemplo, diseñar tarjetas de agradecimiento junto con los niños después de una fiesta de cumpleaños, grabar un vídeo y enviarlos a los anfitriones como agradecimiento.

Hablar de agradecimiento: Todos los días hay motivos para estar agradecidos. Al final del día, las familias pueden expresar su agradecimiento en una oración: por estar sanos, por poder estar juntos, por un momento agradable, por recibir palabras amables o por obtener ayuda en una situación. Otra opción es llevar un “libro de agradecimientos”. Esto ayuda a niños y adultos a reflexionar sobre su día, ver las cosas positivas y darse cuenta de lo valioso que ha sido el día. También se puede preguntar siempre: “¿En qué momentos sentí y experimenté a Dios?”.

Ayudar: Cuando se enseña a los niños a ayudar en la familia, toman conciencia de lo que hacen los demás y así se vuelven agradecidos por el trabajo realizado. Puede ser en el hogar, en el jardín o en otros ámbitos (preparar la comida, ordenar, dar de comer a la mascota, cortar el césped, limpiar el auto...). Cuando los niños participan en las tareas, se sienten valorados porque sus padres les confían esas tareas. El aprecio conduce al agradecimiento. Los padres que aceptan trabajos voluntarios o ayudan a los vecinos, por ejemplo, dan un buen ejemplo a sus hijos.

Dar: Dar y donar hace que los niños se den cuenta de que los demás no están tan bien como ellos. Los padres pueden elegir ropa o juguetes junto con sus hijos y dárselos a niños necesitados o hacer donaciones a víctimas de la guerra o a personas que pasan hambre, mostrando así a los niños lo valioso que es dar y lo agradecido que uno se siente después.

Hacer tomar conciencia: Cuando los niños reciben muchos regalos y se cumplen todos sus deseos, a menudo les resulta difícil estar agradecidos porque esos regalos ya no son especiales para ellos. Los padres pueden hablar con los niños para mostrarles cuánto esfuerzo ha puesto el que regala en el obsequio o lo valioso que es el tiempo que pasan juntos en vacaciones. Los padres también pueden dar ejemplo a los niños dando las gracias cuando alguien hace algo bueno por ellos.

Ser optimista: En muchas situaciones, uno puede encontrar motivos por los que puede agradecer. Puede ser que brille el sol durante un paseo, la oportunidad de asistir a un Servicio Divino o incluso la protección angelical en una situación peligrosa.

Mirar el lado positivo: La familia ha planeado dar un paseo en bicicleta, pero de repente empieza a tronar y a llover, así que tienen que cancelar la excursión. Los niños se enojan, pero su padre les explica que la lluvia es muy necesaria para las plantas. Les propone ir a la piscina. Sacando lo mejor de los acontecimientos impredecibles, se puede encontrar una razón para estar agradecido en casi cualquier situación.


Sobre la autora: Natascha Wolf estudió magisterio en primaria y secundaria, especializándose en deporte, lengua y matemáticas. Trabaja como directora y maestra en una escuela primaria. Está casada y tiene tres hijos. Se desempeña como maestra de escuela dominical y directora del coro del distrito de Rottweil, Alemania.


Foto: ajlatan - stock.adobe.com

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