Un momento de Iglesia, así como Jesús la quiere

El Servicio Divino celebra el encuentro entre Dios y los creyentes. En el centro está la Santa Cena, como modelo para hoy y anticipo del mañana. Cómo está constituida esta comunión.

Las palabras con las que Jesús introdujo la Santa Cena marcaron el Servicio Divino del 14 de enero de 2024 en Hoorn (Países Bajos): “Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (Lucas 22:19-20).

“Creemos que cada vez que la comunidad celebra la Santa Cena, el Señor Jesús está presente”, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. “Por un lado, porque Él dijo: Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. En segundo lugar, creemos que donde estén los Apóstoles y los portadores de ministerio trabajando en el nombre y con la autoridad de Jesucristo y celebrando la Santa Cena, está presente el Hijo de Dios en cuerpo y sangre”.

Pero, “¿qué significa esto para nosotros?”, preguntó el máximo dirigente de la Iglesia y explicó:

  • Jesucristo invita: “Él nos ha elegido, no nosotros a Él. Él invita, Él decide quién es invitado. Y el que está a mi lado, mi hermano, mi hermana, tiene tanto derecho a esta comunión como yo”.
  • Jesucristo está realmente presente: “El cuerpo es un símbolo de su vida. La sangre es un símbolo de su sacrificio. Celebremos la Santa Cena con la certeza de que Él está en medio de nosotros y dice: ‘Recordad lo que hice y enseñé cuando estuve en este mundo. Recordad lo que realicé en la cruz con mi sacrificio’”.
  • Jesucristo ofrece el pan: “Este pan es la vida eterna. No puedes ganarte la vida eterna, no puedes alcanzarla con tus esfuerzos, con tus éxitos. Es una gracia, una dádiva de Dios”.

“¿Y qué hacemos ahora? ¿Cómo respondemos a esto?”, preguntó el Apóstol Mayor y explicó:

  • Damos gracias a Jesucristo: “Le agradecemos por la salvación que nos da. Le agradecemos por el maravilloso futuro que nos da. Esto forma parte de la Santa Cena: nos reunimos para dar gracias a Jesucristo”.
  • Comemos el pan y bebemos el vino: “Cuando en lo material ingerimos los alimentos, estos se transforman y sirven para el desarrollo. Al recibir la Santa Cena, puede crecer en nosotros la nueva criatura y podemos llegar a ser la imagen de Jesucristo”.
  • Tenemos comunión con el cuerpo y la sangre de Jesucristo: “En este sentido, tenemos comunión con Él, con su cuerpo, es decir, con su vida. Ya no vivimos para nosotros mismos, sino que vivimos para Él, estamos a su servicio. Tenemos comunión con su sangre, es decir, con su sacrificio, lo que significa que queremos renunciar a lo que no encaja con Él”.

Y entonces la Santa Cena adquiere un significado muy especial:

  • Como modelo para la comunión de hoy: “Nuestra comunión con Dios y de unos con otros sigue siendo imperfecta. Pero en la comunidad que celebra la Santa Cena, Dios muestra: ‘Así es como debe ser. En este momento sois uno. Y este es un modelo de la comunión que yo quiero’”.
  • Como anticipo de la comunión futura: “La Iglesia es purificada y santificada mediante el perdón de los pecados, está reunida en torno al Señor, y Él distribuye el pan a todos, da a cada uno exactamente lo mismo: el mismo amor, la misma hostia, el mismo pan, un anticipo de la comunión eterna, en la que la novia del Señor es purificada y santificada por Él. Comunión perfecta con Dios y de unos con otros, y todos reciben lo mismo de Dios o, mejor dicho, todos reciben todo de Dios”.

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