Primero la fe, luego el milagro

¿Qué camino conduce a Dios? ¿Son los milagros? ¿O las evidencias? “De hecho es exactamente al revés”, dijo el Apóstol Mayor Schneider en ocasión del Día de la Juventud de 2015 realizado en el Norte de Alemania. “Sin la fe no se puede”. Pero esto de ninguna manera significa que descartemos el entendimiento.

El punto de partida del Servicio Divino del 7 de junio de 2015 en Hamburgo era analizar el deseo humano de experimentar a Dios por medio de señales o de sólo ahondar en Él con el entendimiento. “El amado Dios tiene que demostrar que nos ama y para hacerlo tiene que hacer un milagro”, esta es la expectativa de una de las actitudes, mencionó el Apóstol Mayor, refiriéndose luego a otra manera de pensar, en el sentido de: “¡Cómo nos gustaría comprender y saber todo!”.

La respuesta del Apóstol Pablo

Con exigencias como estas ya se debatió el Apóstol Pablo en su época, dijo el Apóstol Mayor Schneider remitiendo al texto bíblico citado en el Servicio Divino. “Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios” (1 Corintios 1:22-24).

La respuesta de Pablo a estas exigencias fue la siguiente: “Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado”. El pensamiento de que el Hijo de Dios será crucificado habría sido ‘un tropezadero’, un escándalo para los judíos, dijo el Apóstol Mayor delante de unos 3.000 asistentes al Servicio Divino. Y el pensamiento de que el Hijo de Dios llegará a la tierra, morirá y resucitará había sido ‘locura’, un sinsentido absoluto para los griegos”, agregó.

Dios es más grande que lo pensado por el hombre

¿Pues sí, pero por qué no hacer milagros para probarlo? Expectativas como estas, dijo el Apóstol Mayor, fueron rechazadas por Jesús, ya sea en las tentaciones en el desierto, ante el fariseo o, por último, en la cruz. Quien llegó a experimentar los milagros de Jesús, antes creyó en Él como Hijo de Dios y frecuentemente lo demostró con acciones que se condecían con las palabras de Jesús: Pedro tuvo que bajar de la barca antes de caminar sobre la superficie del agua. El centurión de Capernaum había tenido que regresar a su casa para experimentar la curación de su siervo. Y el nacido ciego en el estanque de Siloé primero tuvo que lavarse antes de recuperar la vista. “Primero la fe y luego el milagro”, resaltó el Apóstol Mayor Schneider.

¿Y por qué no es posible ahondar en la verdad divina únicamente con el entendimiento? El Apóstol Mayor comentó esta postura utilizando un ejemplo sencillo: un niño que quiere que un profesor le explique todo, al cabo de dos frases ya tendría que decir: “Alto, esto no lo entendí. Es demasiado complicado”. Este es uno de los principios de la fe cristiana: “Dios siempre es más grande que lo pensado por el hombre”.

Jesucristo es la prueba

“No podemos forzar a Dios a demostrarnos que está presente, que es poderoso, que nos ama”, explicó el Apóstol Mayor Schneider. “La evidencia de ello es Jesucristo. Él llegó a la tierra: esta es una señal de la presencia de Dios. Jesucristo murió por nosotros: esta es una prueba de su amor. Jesucristo resucitó: esta es una prueba de su poder”.

“Primero debemos creer y luego debemos probar nuestra fe en el seguimiento. Y cuando lo hagamos, podremos experimentar a Dios”, así siguió explicando el Apóstol Mayor. “Pero si actúas de este modo, Dios ayudará, aunque no puedas imponerle que te ayude”, remitió al enunciado central de lo dicho por Pablo. ¿Qué significa el “Cristo crucificado”? Por ejemplo en la oración que pronunció en el huerto de Getsemaní o también la oración en la cruz, Jesús se sometió por completo a la voluntad de Dios.

Trabajar con el espíritu y el entendimiento

“Cuando Pablo dice que Cristo es nuestra sabiduría, esto no significa que ya no debamos reflexionar. Muy por el contrario”. Dios dio tanto el don del Espíritu Santo como el entendimiento. “Y se nos ha pedido trabajar con ellos”. El trabajo consiste en que “primero debes permitir que Espíritu Santo trabaje en tu corazón, planteándote: ¿cuáles son, en verdad, mis prioridades en la vida?”

La prioridad, afirma el Apóstol Mayor, es la salvación del alma, ser como Cristo, la comunión con Dios. “Luego aplica tu entendimiento y piensa lo que tienes que hacer en adelante para alcanzar esta meta. Te garantizo que encontrarás la respuesta”, concluyó el Apóstol Mayor Schneider y puntualizó para finalizar: “Entonces podrás experimentar la bendición de Dios, podrás experimentar el milagro. Comprobarás que el amado Dios está contigo y que te ayuda a alcanzar tu meta”.

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