Ver y amar a Dios así como Él es

¿Reconocer a Dios? Sin fe no se puede. Pero Jesucristo nos muestra los rasgos característicos del Padre celestial. El que aprende a amar estas cualidades y a vivir conforme a ellas, logrará mucho más que reconocer a Dios.

Casi 3.000 en el lugar y más de 90.000 por transmisión de vídeo. Tantos participantes pudieron ser contados en el Servicio Divino con el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 13 de diciembre de 2015 en la comunidad de Tafelsig (Sudáfrica). La base de la prédica la constituyó el versículo bíblico: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” (Juan 1:18).

Visible sólo en la fe

“Para los ojos Dios no es visible, en esa forma no hay prueba de su existencia”, dejó claro el Apóstol Mayor: “Únicamente lo podemos concebir a través de la fe”.

Así Elías y Moisés habrían vivido la cercanía de Dios sin haberlo podido ver. Y así el pueblo de Israel habría celebrado victorias sobre sus enemigos y escuchado las palabras de los profetas. Pero entender en ello la intervención de Dios y la voz del Señor, requería tener fe.

Esto también es válido para la divinidad de Jesús: “La señal de que Jesús es Dios, llegó con su resurrección. Pero tan sólo aquellos que creyeron que Jesús es Dios, recibieron la prueba de que realmente era Dios”.

Dios se muestra en Jesús

“El que me ve, ve al Padre”, esto Jesucristo lo pudo decir porque era uno con el Padre celestial. “¿Qué experimentamos sobre Dios cuando miramos a Jesús?”, preguntó el Apóstol Mayor Schneider mencionando como ejemplos cinco aspectos centrales:

  • Dios es amor: “Él mismo vino a esta tierra para redimirnos. Dios ama a cada ser humano, también a aquellos que son olvidados por todos, que son evitados por todos y que son condenados por todos”.
  • Dios es gracia: “Jesús mostró que hay que ser como un niño para llegar al reino de Dios. Un niño no tiene derechos que se podría haber ganado haciendo buenas obras; no tiene nada para traer. Sólo puede tomar. Lo que recibe, lo recibe como regalo, por gracia”.
  • Dios es perfecto: “Él quiere un cambio verdadero. Quiere hacer todo nuevo. No sólo repara algo que ya no está en orden. El hombre debe convertirse en una nueva criatura”.
  • Dios es justo: “Él no pide que todos traigan los mismos frutos. Él mira qué esfuerzo hace cada uno y juzga el empeño que pone cada uno”.
  • Dios es eterno: “Su obrar está dirigido a la eternidad. Esto significa que en muchos casos hoy no vemos nada perceptible. Recién al final llegaremos a la contemplación”.

Tarea para casa: amar

“No alcanza con decir: ‘Bien, hay que aceptarlo si es voluntad de Dios’”, dejó claro el Apóstol Mayor. Pues finalmente Jesús exhortó a amar a Dios, con todo el corazón y con todas las fuerzas.

Entonces surgen una serie de preguntas: “¿Amamos a Dios quien ama a nuestro enemigo igual que a nosotros? ¿Para quien nuestros propios logros no cuentan nada?”. Y quien luego pregunta: “¿Has crecido en la fe?”.

“Podría mencionar más ejemplos”, expresó el Apóstol Mayor Schneider: “Pero pienso que con esto todos tenemos una ‘tarea para el hogar’ que nos mantendrá ocupados”. Pues, “pensemos en qué nos quiere dar Jesús: su gloria; Él quiere que seamos tal como Él es y que recibamos la misma herencia que Él recibe de su Padre”.

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