Jonás corre, sin meta ni orientación. Sabe perfectamente que no se puede escapar de Dios. Pero igual lo intenta.
Jonás es el profeta del juicio contra la voluntad y la figura central de una de las primeras historias breves de la Sagrada Escritura. En el siglo IX antes de Cristo recibe de Dios la orden de predicar sobre el arrepentimiento a los habitantes de Nínive. La proliferación de la maldad hace que Dios quiera destruir la ciudad incluidos sus habitantes. Jonás debe pregonarles un último llamado a que se conviertan.
Huída apresurada
Quizás por las pocas perspectivas de éxito, Jonás se pone en camino a toda prisa, no a Nínive en el este, sino en la dirección contraria. Con un barco huye de Jope en Israel por el Mar Mediterráneo a Tarsis, la actual España, bien lejos, donde terminaba el mundo entonces conocido.
Un gran viento y un mar azotado por una fuerte tempestad le ponen fin a su huída. Echando suertes queda claro a los navegantes quién de los viajeros es el culpable del mar tan embravecido. Jonás es echado al mar y devorado por un gran pez. La tempestad se calma. El mar se aquieta.
Reflexionando en silencio
Jonás está acostado en el vientre del pez. Y tiene tiempo para reflexionar. Ahora ya no es posible correr ni huir. Todo es silencio. Tres días y tres noches hacen falta para que Jonás tenga en claro qué pasó, adónde pertenece, cuál es su misión. El pez lo escupe a tierra. Jonas sobrevive y está impecable. Recibe por segunda vez el encargo de ir a Nínive. Y lo cumple.
Para mirarse interiormente, para reflexionar, no fueron necesarias para Jonás las cuatro semanas del tiempo de Adviento. Jonás lo logró en solo tres días. Aprovechó la pausa obligada para reflexionar y convertirse.
Tres días hasta Navidad
Un Adviento compacto, un esfuerzo final y después parar un poco, ir más despacio … ahora, tres días antes de Navidad es posible. Aunque Dios hoy no intervenga con una tormenta y grandes peces … tenemos la oportunidad de priorizar, reflexionar y hacer una pausa breve, pero importante.
Ya sea si pasó realmente o es solo un mito, un cuento, una leyenda, la enseñanza que deja la historia se puede reconocer: Dios habla, el hombre escucha y se convierte. El juicio y la condena se vuelven gracia.
Tiempo de escuchar y reflexionar
Adviento, un tiempo de espera, pero también un tiempo de escuchar, reflexionar y convertirse. Ahora, a más tardar, es momento de salir de lo cotidiano, de lo acostumbrado. Navidad es recordar el gran punto de inflexión, el gran acontecimiento de la historia de la humanidad: ¡Dios llega en Jesús a los hombres!
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