Jerusalén, terrenal y eterna

“Fuera de Jerusalén” exhortó el Apóstol Mayor a la comunidad. Dejar la propia postura y dedicarse ya hoy a buscar la vida eterna. De esto trató un Servicio Divino recientemente.

El 21 de enero, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró un Servicio Divino en Kibungo (Ruanda), cerca de la capital, al que asistieron 1.000 participantes. El texto bíblico utilizado hizo recordar que un día todos tendrán que dejar esta tierra: “Porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir” (Hebreos 13:14). Este pensamiento puede asustar a más de uno, dijo el Apóstol Mayor Schneider: “Sin embargo, lo terrible es escuchar que todos tenemos que morir”.

Este hecho no debe producir miedo, sino renovar la convicción de que se necesita una preparación para lo que viene después de la existencia terrenal: “Nuestra existencia en esta tierra solo es una muy pequeña parte de nuestra existencia. El ser humano sigue viviendo después de su muerte. Pero lo que hace mientras vive sobre esta tierra es decisivo para el resto de su existencia en el mundo del más allá“.

Como nadie sabe cuánto tiempo permanecerá sobre esta tierra, exhortó el Apóstol Mayor: “¡no esperes! Si quieres hacer el bien a tus seres queridos, hazlo de inmediato, pues no sabes cuánto tiempo todavía te queda”.

La voluntad de Dios

Aunque el cuerpo y la vida terrenal pasen, esto no significa que los cristianos tengan que estar alejados de la realidad de la vida: “Él nos dio nuestra vida, nos dio nuestro cuerpo, nuestra fuerza vital, para que los aprovechemos y quiere que disfrutemos esta vida. Quiere que ocupemos nuestro lugar en la sociedad. Quiere que trabajemos en nuestra felicidad y en nuestro éxito en esta tierra. Y que colaboremos en el bienestar de nuestros semejantes y nuestros niños. Pero siempre cumpliendo la voluntad de Dios”.

Pues solo aquel que ha aprendido a hacer la voluntad de Dios, tendrá la posibilidad de entrar en el reino de Dios, en la ciudad por venir.

Salir de la vieja Jerusalén

En el versículo 13 de la epístola a los Hebreos, el autor exhorta a salir fuera de Jerusalén, pues allí, afuera, puede encontrarse a Jesús. A continuación, el Apóstol Mayor demostró por qué hay que salir de esa ciudad.

Jerusalén fue la ciudad que rechazó a Jesús. Las personas de esa ciudad tenían la sensación de que “el Mesías debe resolver nuestros problemas aquí sobre la tierra”. Jesús, en cambio, señaló que su reino no es de este mundo y que quería traer la vida eterna. Así, los creyentes de hoy deben “dejar de lado la idea de que Jesús está aquí para hacer milagros y mejorar nuestra existencia terrenal”.

Jerusalén también fue la ciudad que pidió a Jesús que castigara a los pecadores. Para llegar a la ciudad por venid, la ciudad debe dejar de lado esa postura. Y así el Apóstol Mayor pidió a la comunidad: “Fuera de esta Jerusalén, donde se le pide a Jesús: Haz milagros y castiga al pecador”.

En la búsqueda

“Esta ciudad está por venir, todavía no la vemos. La única prueba que tenemos es la palabra de Dios y la promesa de Jesús”, señaló el Apóstol Mayor Schneider.

“Buscad, y hallaréis, llamad, y se os abrirá”, se cita a Jesús. Para poder entrar en esta ciudad, hay que buscarla seriamente, manifestó el Apóstol Mayor Schneider. “Jesús dijo que dará la vida eterna solo a aquellos que tengan hambre y sed por la vida eterna, es decir, a aquellos que realmente la quieren”.

Para ello hay que pedir a Dios en la oración: “Orad sin cesar”.

Esta oración se puede pronunciar sabiendo que el Señor responderá a esta oración porque Él ora lo mismo. Esta petición está en total consonancia con la voluntad de Dios.

“Y lo pedimos para nosotros, lo pedimos para nuestro prójimo y pedimos a Dios que bendiga a su Iglesia y la lleve a la consumación, pues en la Iglesia de Cristo, a través del apostolado, quiere dar hoy a los seres humanos la vida eterna”.

Quien busca de esta forma, necesita ya hoy la comunión con Dios: “Debemos hablar con Él regularmente cada día. Confiarle nuestras alegrías y preocupaciones”.

Estar en perfecta comunión con Dios también incluye a los semejantes: “Aprendemos a no esperar que el otro cambie para amarlo, sino que ya lo amamos hoy como es. Como nos tenemos que preparar para la eterna comunión con los demás, ya la tenemos que aprender hoy”.

Información del artículo

Autor:
Fecha:
Palabras claves:

Simon Heiniger
13.03.2024
Ruanda, apóstol mayor, servicio Divino