Do noche no habrá jamás
“Oh, dulce hogar … mi Dios lo preparó”. Esta certeza forma parte del tesoro de la fe nuevoapostólica en el más allá. El conocido canto interpretado en Pentecostés en su versión para piano, como preparación para el Servicio Divino en ayuda para los difuntos.
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Andreas Rother
06.07.2024
servicio divino para portadores de ministerio,
música