En foco 4/2020: La libertad es un proceso
Dios quiere que nos decidamos por Él. Esto requiere una "dinámica espiritual", una voluntad declarada de cambio. El Apóstol de Distrito Mark Woll de Canadá ofrece algunas reflexiones sobre el lema del año.
La Iglesia regional Canadá incluye 11 países en África y Asia, a los cuales viajo continuamente. Puedo afirmar con seguridad que no importa dónde vivan las personas ni bajo qué condiciones, lo más importante para ellas es la "libertad". A menudo, están dispuestas a pagar por ella un precio que ni siquiera podemos imaginar. Pienso, por ejemplo, en los miles de refugiados dispuestos a sacrificar su vida por la libertad que nosotros disfrutamos tan fácilmente.
La libertad se puede definir como "el poder o el derecho a actuar, hablar o pensar como uno quiera sin obstáculos ni restricciones". Es interesante que esta libertad natural, cuando es incontrolada, también puede conducir a todo lo contrario, que es el encarcelamiento. El maligno también nos dice que actuemos y hablemos a nuestro antojo. Sin embargo, sabemos que eso puede llevarnos a problemas.
El Apóstol Mayor se refiere a nuestro lema: "Cristo nos hace libres" como una "dinámica espiritual". Una dinámica espiritual es una fuerza que estimula el cambio o el progreso dentro de un proceso. Esta fuerza es Cristo que a través del Espíritu Santo trabaja en nuestra verdadera libertad. Él producirá un cambio maravilloso en nosotros si se lo permitimos. Pero debemos querer esta libertad. Cuánto la queremos verdaderamente, se reflejará en nuestros esfuerzos.
El Espíritu Santo nos conduce, nos guía y nos enseña a tomar buenas decisiones que nos alejan de la culpa, el miedo, el arrepentimiento, la irreconciliación y una gran cantidad de otras cárceles. Qué libres nos sentimos cuando nuestros pecados son perdonados, estamos en paz, amamos y somos amados, tenemos gozo, confianza y esperanza en el futuro, ¡y todo sin temor! Esto es posible si elegimos atenernos al Evangelio de Cristo y a los impulsos del Espíritu Santo. Se nos recuerda en 2 Timoteo 1:7: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio". Tenemos la libertad de seguir el Evangelio de Jesucristo y servir a nuestro trino Dios y a nuestro prójimo.
Realmente, "¡Cristo nos hace libres!".
Foto: NAC Canada