En foco 8/2021: Vivamos nuestro futuro ya hoy

Hay un perro acurrucado a un lado de la calle; muchos pasan por allí, cinco niños se detienen y ayudan al animal. ¿Por qué? El Apóstol de Distrito John Kriel (Sudáfrica) cuenta una historia interesante.

A fines del año pasado, una historia conmovedora llegó a los titulares. Cinco niños entre siete y doce años de Sweet Home Farm, un asentamiento informal cerca de Ciudad del Cabo, encontraron un labrador demacrado tirado bajo unos arbustos cerca de su casa. El espectáculo era lamentable. Los chicos le colocaron un viejo cinturón de cuero a modo de collar y se dirigieron al refugio de animales más cercano, a unos cinco kilómetros de distancia.

Los cuidadores describieron la conmovedora escena de los cinco chicos atravesando la puerta con el debilitado perro y animando al animal a seguir adelante una y otra vez. Lo habían llamado Campeón. El refugio no pudo evitar acoger al perro y darle cuidados extra para que recuperara la salud. Finalmente se encontró un nuevo hogar para Campeón y los cinco chicos estaban allí cuando lo recogió su nuevo propietario. Desde entonces, ellos mismos colaboran con el refugio todos los sábados.

Cuando se le preguntó a uno de los chicos qué le hacía querer ayudar al perro, dijo que quería ser veterinario. “Los perros nos quieren y nos protegen. Se supone que también debemos amarlos y protegerlos. Por eso ayudamos a Campeón”.

Ahora uno puede preguntarse qué tiene que ver esto con nuestro lema. Este chico tiene una aspiración profesional concreta y, aunque todavía tiene que estudiar mucho, ya está mostrando cualidades que se pueden encontrar en un buen veterinario. Podemos aplicar esto a lo espiritual.

Cuidados: El niño creía que los perros lo querían y protegían y que él debía hacer lo mismo. Cristo nos ama. ¿Nosotros lo amamos? Él nos protege. ¿Nos ocupamos de santificar su nombre y de defenderlo?

Hechos: A sus pensamientos los chicos le hicieron seguir la acción. Estaban dispuestos a hacer un esfuerzo adicional para que el animal pudiera ser ayudado. ¿Estamos también dispuestos a hacer seguir a nuestras palabras o pensamientos buenas acciones y glorificar el nombre de nuestro Salvador Jesucristo?

Desinterés: Cualquiera que esté familiarizado con las condiciones de un asentamiento informal conoce las precarias condiciones de vida de estos cinco chicos. Podrían haber pensado, con razón, primero en sus propias necesidades. ¿Estamos dispuestos a sacrificarnos por el Señor incluso cuando nos encontramos en situaciones en las que podríamos anteponer tranquilamente nuestras propias necesidades?

Buscar ayuda: La ayuda estaba disponible y los chicos sabían dónde acudir. Llevaron al perro hasta allí y le dieron ánimos sin descanso. ¿Tenemos la misma confianza y sabemos dónde encontrar ayuda para nosotros mismos? ¿Estamos dispuestos a animar a los demás y guiarlos hacia donde está disponible esa ayuda?

Cristo es nuestro futuro. ¿Vivimos nuestro futuro ya hoy?


Foto: NAC Southern Africa

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