“No me detengáis...”

El 13 de mayo de 1922, hace justo 100 años, falleció el Apóstol Albert Güldenpfennig. Se fue demasiado pronto. El Apóstol número 33 de la Iglesia Nueva Apostólica siempre estuvo al lado de sus hermanos en la fe. Una mirada retrospectiva a una vida muy movida.

La vida de Albert Adolf Julius Güldenpfennig comenzó el 7 de junio o julio de 1858. Las fuentes no coinciden del todo en el mes. Sus padres, Georg Friedrich David Güldenpfennig y Karoline Gauert, vivían entonces en Päwesin, un pequeño pueblo no lejos de Berlín (Alemania). Allí el niño, a quien llamaban Albert, asistió a la escuela primaria evangélica hasta los 14 años. Luego aprendió el oficio de constructor y más tarde se hizo autónomo como contratista de obras.

El 4 de abril de 1888 se casaron Rosalie Pauline Helene Peschel, a quien llamaban Helene, y Albert Güldenpfennig. Juntos tuvieron dos hijos y tres hijas.

De Päwesin vía Berlín a Hamburgo

En 1890 Albert Güldenpfennig se unió a la entonces aún muy joven Iglesia Nueva Apostólica. En ese momento todavía se llamaba Comunidad Apostólica. Cinco años después recibió su primer encargo ministerial como Subdiácono. Un año más tarde fue instituido como Diácono. En 1897, Albert Güldenpfennig se trasladó con su familia a Berlín para ejercer su ministerio de Pastor. Le siguieron otros encargos ministeriales en Berlín, hasta que el 19 de enero de 1907 fue colocado como Ayudante Apóstol por el Apóstol Mayor Hermann Christoph Niehaus. Y no fue una broma del día de los inocentes cuando el Apóstol Mayor lo envió a Hamburgo como Apóstol el 1° de abril del mismo año. A partir de entonces, su área de actividad abarcó el norte de Alemania y Escandinavia.

Albert Güldenpfennig se trasladó con gusto a Hamburgo con su esposa y sus hijos, que entonces eran aún muy pequeños. A partir de 1913, también abandonó su trabajo profesional en favor de la labor en la Iglesia.

En una ciudad extraña

Para el Apóstol y su familia debió ser difícil al principio encontrar una conexión en esa ciudad y ser aceptado por los hermanos en la fe. Tras la muerte del Apóstol Heinrich Christian Friedrich Wachmann en 1903, el distrito quedó huérfano. Más tarde, el Apóstol Güldenpfennig escribió sobre esa época: “Yo, como Apóstol, era un extraño allí y tuve que superar grandes luchas”. Pero confió en la ayuda de Dios: “Anduve con calma y seguridad en nombre de Aquel que ama nuestras almas, gané un alma tras otra y una familia y comunidad tras otra”. Mirando hacia atrás tenía una visión positiva de la época que al principio había sido difícil: “Puedo decir que el amado Dios ha dado gracia y fieles portadores de ministerio están a mi lado hoy en mi trabajo”.

A disposición de los hermanos y hermanas

El Apóstol siempre trató de estar cerca de los miembros de su Iglesia. Por ejemplo, también escribió regularmente a los soldados que luchaban en el frente en la Primera Guerra Mundial. De esta manera les mostraba que estaba con ellos en pensamientos y les informaba las noticias de las comunidades.

El Apóstol Güldenpfennig emprendió largos y arduos viajes para atender a sus comunidades escandinavas. El viaje de Hamburgo a Estocolmo (Suecia) duraba unas 25 horas en tren.

El número de miembros en su área de actividad aumentó y fundó nuevas comunidades una y otra vez. Solo en Hamburgo se fundaron cuatro nuevas comunidades durante su período ministerial. Además, facilitó a muchas comunidades nuevos locales donde reunirse.

Murió demasiado pronto

Sin embargo, el Apóstol sufría una grave enfermedad no especificada que finalmente le impidió continuar con su ministerio. El 4 de diciembre de 1921 el Apóstol Mayor Niehaus lo colocó finalmente en descanso. Incluso después de su descanso, su salud no mejoró. El 13 de mayo de 1922 murió en Hamburgo-Ohlsdorf con solo 63 años. Se dice que algunas de sus últimas palabras fueron citadas de Génesis 24:56: “No me detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para que me vaya a mi Señor”. El Apóstol Mayor Niehaus condujo el Servicio Divino de duelo, que contó con una gran asistencia. Utilizó la cita del fallecido y le rindió homenaje con varias palabras de la Biblia, entre otras: “Peleó la buena batalla, acabó la carrera, guardó la fe. Le está guardada la corona de justicia”.

Después de su descanso, el área de actividad del Apóstol Albert Güldenpfennig volvió a estar inicialmente sin Apóstol, de modo que el Obispo Johann Heinrich Edmund Blöcker condujo primero el área de actividad como Obispo, luego como Ayudante Apóstol y dos años más tarde como Apóstol de Distrito.


Foto: NAK Westdeutschland Zentralarchiv

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