Una nueva chance: "Masakhe" saca a los niños de la calle
Ama a tu prójimo como a ti mismo –esto es claro. Pero, ¿cómo cumplirlo cuando en un lugar imperan las drogas y la violencia? Lo muestra un proyecto desarrollado en la iglesia-gimnasio de Sudáfrica: un puerto seguro y una isla dedicada a la educación, ante todo para niños.
Son alrededor de 300 alumnos los que están sentados en sillas formando círculos, anotadores en las faldas, lápices en las manos. Juntan sus cabezas y cuchichean entre ellos, levantan el dedo y hablan con uno de los adultos que va pasando entre sus filas. Es hora de hacer la "tarea para el hogar" en la Iglesia Nueva Apostólica "Leiden Central", en Delft, un suburbio de Ciudad del Cabo.
Dosis de cada día: drogas y violencia
Es una de las casas de Dios nuevoapostólicas más inusuales del mundo: durante la semana un salón de deportes, el domingo una iglesia. Fue construida precisamente con esa finalidad.
Esto no compete en último lugar a los niños, informa Ursula Poggenpoel-Smith, directora del programa en la obra caritativa nuevoapostólica "Masakhe". El niño muchas veces tiene sólo a uno de los padres y experimenta en su casa que el alcohol, las drogas, la violencia forman parte de la vida cotidiana más que una comida caliente. Sus únicos modelos son los gánsters y los traficantes de drogas.
Entre sueños y soñar despierto
Sacar a estos niños de la calle ahora y para el futuro. Desde septiembre de 2016 la Iglesia Nueva Apostólica hace su aporte para que se pueda lograr este objetivo un poquito más. A partir de ese momento, Masakhe, el brazo caritativo de la Iglesia Nueva Apostólica África del Sur, tiene en marcha un programa en Leiden Central que pretende brindar a los niños en edad escolar un lugar de refugio.
"Un lugar, donde reciben una comida caliente y ayuda para la vida y las tareas del hogar, y donde están seguros después de la escuela", escribe la directora del programa Poggenpoel-Smith en su informe trimestral. "Un lugar, donde los niños conocen un camino mejor y reciben en sus manos los recursos para manejarse con los traumas que experimentan cada día. Un lugar, donde juegan, sueñan despiertos y simplemente pueden ser sólo niños".
Ayuda para niños y para los que ayudan
Alrededor de 260 a 300 niños vienen cada día a la iglesia-gimnasio. No importa a qué religión pertenecen. El ofrecimiento está abierto para todos. Además de la ayuda para hacer las tareas del hogar, el plan de horarios también menciona clases muy prácticas para la vida cotidiana: higiene e indicaciones de seguridad, formas de tratar a los demás y dominio de sí mismo. A tal efecto, la Iglesia Nueva Apostólica trabaja con socios experimentados: con los bomberos y enfermeras escolares, con trabajadores sociales y psicólogos, con autoridades de la educación y la salud.
Sin un equipo de asistentes voluntarios todo esto no sería posible, destaca Ursula Poggenpoel-Smith: entre ellos hay jubilados que pueden aportar aquí su experiencia, así como madres jóvenes que al colaborar le pueden dar una nueva meta a su vida. Los voluntarios reciben perfeccionamiento en primeros auxilios y protección de la primera infancia. El objetivo a mediano plazo es poder ofrecer un empleo fijo.
Evangelio en vivo
Pero para eso el programa debe ser independiente financieramente. Está en marcha la búsqueda de donaciones y espónsores. Ya hay algunos que brindan su apoyo. Como por ejemplo una cadena de hoteles que ha colaborado con los estantes para una pequeña biblioteca. La misma se orienta en la idea de las "ludotecas", que ofrecen a los niños el acceso a los libros y los juguetes que les faltan en sus hogares.
El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider se mostró impresionado por el concepto de la iglesia "Leiden Central". Conoció personalmente el "puerto seguro" durante su viaje a Sudáfrica a fines de 2016 y habló allí con dirigentes de comunidades que deben realizar la asistencia espiritual bajo condiciones extremas. Su conclusión: "Grandioso", dice el Director de la Iglesia a la consulta de nac.today: "Esto es Evangelio".
Información del artículo
Autor:
Fecha:
Palabras claves:
Andreas Rother
02.02.2017
África del sur,
organización humanitaria,
compromiso social