No ganar nada y recibirlo todo

¿Qué quiere decir: “Dios es justo”? ¿Cuando las cosas van muy bien para algunos y tan terriblemente para otros? ¿Donde algunos son elegidos y otros no? ¿Cómo se entrelaza todo? La respuesta es: “Hay gracia para todas las personas”.

“Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras”. — Este texto bíblico del Salmo 145: 17 constituyó la base del Servicio Divino del 13 de diciembre en Walvis Bay, Namibia.

“Sé que muchas, pero muchas personas no estarían de acuerdo con eso,” dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider al explicar una reacción frecuente: “¡Mire las diferentes condiciones de vida alrededor del mundo! ¿Cómo puede decir que Dios es justo? Si Dios existiera, no permitiría esto”.

“Sí, sufrimos injusticias, pero el mal no fue creado por Dios”, fue la respuesta. “Él creó al hombre con libertad de elección, y tristemente, el hombre tomó la decisión incorrecta y por ende quedó bajo el dominio del maligno”.

Un camino para todos

Pero Dios es misericordioso. Prometió enviar a un Salvador, que liberaría a la humanidad del reinado del mal. “Él es misericordioso porque envió a Jesucristo para salvar a todos los hombres. Esa es la justicia de Dios: Cristo murió por toda la humanidad, por todos y cada uno de los seres humanos”.

Este es el gran plan de Dios: Quiere llevar a todos los seres humanos a su reino. Para ello, ha establecido un camino—y solo este: debemos creer en Jesucristo y seguirlo. “Esta también es una señal de su justicia: es exactamente el mismo camino para todos los hombres”.

Mirando los corazones

Aquellos que sigan esta senda continuarán experimentando la justicia de Dios, explicó el Apóstol Mayor. “Nadie será excluido de la salvación. Dios se asegurará—en la tierra hoy, y en el reino de paz en el futuro—de que cada ser humano tenga la oportunidad de reconocer a Cristo y decidirse por Él”.

Sin embargo, el que una persona crea verdaderamente en Cristo es algo que Dios no solo mide por sus palabras o hechos. “Esto se debe a que todo lo que uno pueda hacer o alcanzar depende de su naturaleza, de los dones recibidos, pero también del lugar en donde vive, de la historia de su hogar, de su condición de vida”. Es por eso que Dios busca en el corazón de todos y de cada ser humano.

“Dios es un juez—uno justo—pero un juez al fin y al cabo”, enfatizó el líder de la Iglesia. Al final, Dios solo aceptará a aquellos que crean en Jesucristo y lo sigan”.

Elegidos para servir

“Somos bautizados con agua y con el Espíritu, y creemos en nuestra elección”. Pero ¿cómo se ensambla la idea de ser un primogénito con la idea de la justicia para todos? La respuesta yace en la razón de nuestra elección: no es por ningún mérito personal, por el contrario, es para servir a Dios—ya hoy, pero también en el reino de paz.

Por lo tanto, el hecho de estar entre las primicias es más una obligación que una preferencia especial: “A quien más se le dé, también más le será exigido. Estas son las palabras del mismo Jesús, lo dejó muy claro”. Pero incluso si Dios espera más, “No te olvides que pase lo que pase en tu vida, Dios es justo. Él te brindará todo lo que necesites para cumplir con su voluntad y responder a su llamado”.

Al final, todos recibirán lo mismo

Al final, Dios les dará el mismo galardón a todos los seres humanos que creen en Jesús, es decir, la gloria eterna en su reino. Pero ¿no es eso injusto considerando que algunos han hecho más que otros? “¡No!” dijo el Apóstol Mayor Schneider con claridad: “No olviden que somos justificados por la gracia, no por nuestros méritos. Él nos da a todos nosotros la misma gracia. “No hemos ganado nada, pero lo recibimos todo”.

Su conclusión: “Dios quiere liberar a todos los seres humanos del maligno. Jesucristo murió por todos los hombres, y concederá vida eterna a quienes crean en Él. Dios nos ha escogido para servir y Él también hará que esto sea posible. La redención supera con creces cualquier otra cosa que podríamos ganar”.

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Andreas Rother
21.01.2020
Namibia, apóstol mayor, servicio Divino