Los Sacramentos (47): El Espíritu canalizado

Sucedió en 1840/41. La unidad de los Apóstoles se rompió, desintegrándose su plan maestro. Entonces el movimiento carismático tuvo que reinventarse como Iglesia. La historia previa del “Sellamiento” en las comunidades católicas apostólicas.

El detonante fue el conflicto con el “Consejo de Sion”, el concilio de las siete comunidades de Londres. Inspirados por las profecías en torno al año 1838, los portadores de ministerio influyentes veían a su comité como el parlamento de la Iglesia y al apostolado como el órgano ejecutivo. Los Apóstoles, en cambio, se consideraban a sí mismos como los dirigentes de la Iglesia y al Consejo como sus asesores.

Los Apóstoles tuvieron parte de la culpa de la situación: tras su llamamiento, primero se refugiaron en Albury donde se recluyeron y luego salieron en tropel a explorar las tierras de misión. De modo tal, las comunidades fundadoras fueron abandonadas a su suerte durante años.

Así, los Apóstoles llenaron el vacío de poder. Volvieron a casa, dejaron de hacer las reuniones del Consejo y prohibieron a los portadores de ministerio reaccionar a las profecías. Además, dictaron condiciones para continuar ejerciendo su ministerio. Por primera vez, los Apóstoles actuaron sin esperar los impulsos proféticos. El Consejo se sometió a ellos. Pero este éxito tuvo un alto precio.

Ministerio casi sin encargo

El círculo de los Apóstoles perdió un miembro, su capacidad de acción y su perspectiva a largo plazo: Duncan MacKenzie no consideraba todavía que el Colegio tuviera derecho a tomar tales medidas, al menos no en esa etapa del plan anunciado proféticamente por Dios para con la Iglesia. MacKenzie los abandonó por completo.

Esto significó que el mandamiento profético de actuar siempre de forma unánime prácticamente ya no podía cumplirse. Y la última fase después de llamar y consagrar a los Apóstoles, es decir, su envío –con la nueva autoridad del Espíritu Santo que había sido derramada– se trasladó a una distancia desconocida.

Los Apóstoles se enfrentaron a esto de maneras muy diferentes: Henry Drummond ya no consideraba que la Iglesia fuera viable y confiaba en la vida de la comunidad. Thomas Carlyle siguió esperando el envío y trató de renovar a los doce Apóstoles. Y John Bate Cardale, el “pilar” del Colegio, intensificó sus esfuerzos para edificar la Iglesia.

Revivir el espíritu

El abogado preparó una elaborada liturgia. Las nuevas formas del Servicio Divino, junto con los correspondientes ornamentos, se estrenaron en 1842, pero esta idea encontró poca aprobación, a veces incluso resistencia, hasta en el círculo de los Apóstoles. Un reproche fue que, al igual que las vestimentas atan al cuerpo, la liturgia ata al espíritu.

Entretanto, los dirigentes se quejaban a los Apóstoles por la falta de vida espiritual consciente y de la sensación de vacío en las comunidades. Debido a las dificultades y decepciones, el número de miembros había disminuido.

En esta situación, los Apóstoles consideraron que había llegado el momento de introducir el “Sellamiento”. Ya en 1835, el profeta pilar Edward Oliver Taplin había calificado la dispensación del Espíritu como una tarea de los Apóstoles. Y también el Gran Testimonio, el escrito de testimonio fundamental de 1837, menciona la imposición apostólica de manos. Entonces, en 1847, todo aconteció muy rápido.

De adentro hacia afuera

La campaña de Sellamientos a partir del 31 de mayo de 1847 siguió un cierto patrón: primero les tocó a los colaboradores más cercanos de Cardale con el ministerio de profeta, Evangelista y Primer Pastor, luego los siete dirigentes de las comunidades principales y finalmente los miembros de la comunidad central. Los actos comenzaron en Londres, se extendieron a Inglaterra y Escocia, y luego llegaron a Canadá y Alemania (el 17 de octubre de 1847).

La imposición de manos funcionó. La apatía dio paso a una nueva vida en las comunidades. En ese momento, el movimiento carismático, con sus destellos de inspiración espontáneos y a menudo imprevisibles, se había convertido en una Iglesia bien ordenada.

La mano del Apóstol canalizó al Espíritu Santo. Esto es aún más evidente en la interpretación teológica del Sellamiento por parte de las comunidades católicas apostólicas. De esto trata el siguiente episodio de esta serie.

El folleto “El camino hacia la Iglesia Nueva Apostólica” del Dr. Mandred Henke brinda un amplio panorama sobre la historia de las comunidades católicas apostólicas. Se puede descargar de nak.org.


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Andreas Rother
09.12.2021
sacramentos, Santo Sellamiento