Spotlight 10/2024: Dos clases de resultados

La oración funciona. Pero a veces incluso peticiones bastante razonables quedan sin respuesta. ¿Cómo puede suceder esto? Y ¿por qué el creyente sigue confiando en Dios? El Apóstol de Distrito Peter Lambert de África del Sur examina esto más detenidamente en su “En Foco”, al reflexionar sobre nuestro lema anual.

¿Cuál es un resultado deseable de una petición? Para responder esto, uno necesita considerar si el pedido en sí mismo es aceptable. Como seres humanos, tenemos ideas claras sobre lo que constituye una petición aceptable y lo que no. Por lo tanto, podría decirse que un resultado deseable es cuando se concede una petición aceptable.

Como creyentes, traemos nuestras peticiones ante Dios en la oración y nos aseguramos de que ellas sean aceptables para Él. Como seres humanos, es completamente normal que esperemos un resultado humanamente deseable de nuestras oraciones; por ejemplo, cuando oramos por la salud y supervivencia. Sin embargo, como seguidores de Jesucristo, queremos crecer en la búsqueda de un resultado divino en nuestros ruegos, aunque no satisfaga nuestro deseo humanamente aceptable.

Jesús no insistió en una respuesta humanamente deseable en sus ruegos; más bien, oraba con la confianza de que la respuesta de su Padre sería exactamente la correcta.

  • Jesús le pidió a su Padre que pasara la copa de su sufrimiento y muerte, pero no recibió el resultado humanamente deseable de escapar a ese destino. Sin embargo, recibió un resultado divino, a saber, la fortaleza para completar su misión (Lucas 22:42-43). En esa oración, Jesús indicaba que se sometería a la voluntad de su Padre; esto llevó a un resultado divino con implicancias universales: la redención para los seres humanos pecadores.
  • Jesús instó a sus discípulos a orar para que el Padre enviara más obreros a su mies (Mateo 9:37-38). Sin embargo, en la Iglesia visible experimentamos que a menudo faltan obreros, esto no es un resultado humanamente deseable. Jesús no prometió que esa oración revertiría la falta de obreros. Por el contrario, la oración da como resultado el complimiento de la voluntad de Dios: produce los obreros que Dios elige para cumplir su propósito. La oración a Dios para que enviara obreros no es una solución logística, sino una solución divina.
  • Jesús oraba por la unidad entre sus discípulos. Sin embargo, la Iglesia visible ha experimentado agitación y división. Esto tampoco es un resultado humanamente deseable. En un momento dado, muchos de los seguidores de Jesús le abandonaron porque se sintieron ofendidos por sus enseñanzas (Juan 6:66-69). En términos de la unidad visible, esto era un fracaso. Jesús no respondió dando un discurso a los pocos que quedaban sobre la importancia de la unidad, ni trató de que no se fueran. Hizo lo opuesto: les preguntó si ellos también querían abandonarlo. Su respuesta: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” reflejaba un resultado divino: la unidad con, y en, Jesucristo, a pesar de sufrir los efectos de la separación y la disminución numérica.

¡Que podamos aprender del Señor Jesús a siempre orar por un resultado divino y a confiar implícitamente en que Dios escucha nuestras oraciones!

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