Paz a pesar de la aflicción: la resurrección lo hace posible
Según el calendario litúrgico todavía es tiempo de Pascua. Y ya hay dos nuevas festividades esperando a la comunidad: Ascensión y Pentecostés. Un anticipo a los Servicios Divinos de mayo.
¿Qué hay tan especial en Pascua? ¿Qué es lo que hay que recordar? La resurrección del Señor, la nueva vida, el anuncio del alegre mensaje de salvación y redención. Esto trae consuelo y esperanza. Este mensaje pascual tan reconfortante es el que se quiere hacer ver también hoy, independientemente de las circunstancias de vida de cada uno.
Primer consuelo: vinculados con Jesús
Dios nos exhorta a producir los frutos de Pascua. Qué se adapta mejor a esto que la conocida parábola de la vid y los pámpanos. En el cuarto Evangelio dice así: "Yo soy la vid verdadera, y mi padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará, y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto" (Juan 15:12). Son frutos de Pascua, por ejemplo, la fe, el amor y la perseverancia. Deben determinar nuestra vida, no sólo porque es Pascua. Toda la Iglesia debe producir frutos: unidad, veneración y oración. Él purifica tales frutos: por su palabra, su gracia y las pruebas que envía. Dos por tres frutos más purificación: fe, amor, perseverancia / unidad, veneración, oración / palabra, gracia, pruebas ... así dice la operación en el primer domingo de mayo.
Segundo consuelo: vencer con Dios
La autoexaminación es indispensable para los cristianos. ¿Quién reina en realidad en mi corazón? Esta pregunta debe ser respondida. Queda claro que Dios les concede la victoria a aquellos que le dan el primer lugar en su corazón. Hay muchas fuerzas dirigidas contra Dios. Llevan nombres bíblicos como Satanás, el anticristo, el mal, el adversario de Cristo. Vencerlas es tarea de cada uno. Y se logra vencer cuando es Dios el que reina en el corazón.
Tercer consuelo: paz en Cristo
"Paz a pesar de la aflicción", así se llama el exigente tema del tercer domingo de mayo. El Servicio Divino pretende abordar abiertamente las tentaciones a las que todos estamos expuestos sin dejar a nadie desconcertado ni sin esperanza. Una vez más hay una palabra de Juan, que dice: "Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo" (Juan 16:33). Los discípulos de aquel entonces se sintieron intimidados por los acontecimientos de Pascua, habían sido dejados solos. ¡Su Señor y Maestro ya no estaba con ellos! No pudieron entender en seguida lo inconcebible. Pero cuando Él regresó como el Resucitado para tener comunión con ellos con el saludo de paz, volvieron a estar contentos. De repente entendieron que la paz, la seguridad, la salvación sólo se encuentran en Cristo. La aflicción del mundo se vuelve superflua, cuando la fe en Jesús, que venció el mal y la distancia de Dios, es verdadera.
Ascensión
En estas condiciones –aflicción en el mundo, alegría por la resurrección, cercanía del Resucitado– los cristianos vuelven a conmemorar la Ascensión del Señor. Jesucristo ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios. Allí está activo como Mediador para los hombres e intercede por ellos ante Dios. ¡Él no minimiza el pecado, sino que maximiza al pecador! Esta es una asistencia de primera categoría de calidad.
Cuarto consuelo: viene el Espíritu
El último Servicio Divino dominical de mayo ya introduce en el tiempo de Pentecostés tematizando la espera del Espíritu Santo prometido: "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré" (Juan 16:7).
Cuatro domingos de mayo, cuatro veces consuelo, cuatro veces palabras de Juan y la fiesta de la Ascensión de Cristo; esto es lo que espera a las comunidades nuevoapostólicas este mes.
Foto: Tomasz Zajda
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Peter Johanning
01.05.2017
servicio Divino,
vida en la comunidad