Cuando el alma está sangrando

Si una persona pone fin a su propia vida, se suele decir que probablemente no vio ninguna salida o no tuvo otra opción. Pero esa no es toda la verdad: hay formas de prevenir el suicidio. Un llamado a viva voz de la asistencia espiritual.

Ayer, 10 de septiembre, el mundo celebró el Día Internacional para la Prevención del Suicidio, proclamado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Nos recuerda que hay cientos de miles de suicidios o intentos de suicidio cada año y que a menudo falta la más mínima ayuda para sobrevivir a una crisis de este tipo. Pues las tendencias suicidas suelen reprimirse y no se habla de ellas. Sin embargo, casi todo el mundo conoce este problema en su barrio o en su familia. Cada 40 segundos muere una persona por suicidio. Jóvenes, mayores, enfermos, sanos, ricos, pobres, famosos, desconocidos...

¿Qué puede hacer una persona si conoce a alguien cuya alma está sangrando? Ir a vendar la herida. También ayudaríamos a alguien que tiene una herida abierta en la pierna o en la cabeza y le daríamos los primeros auxilios rápidamente. Y el hecho de que las almas pueden sangrar queda demostrado en el elevado número de suicidios en todos los países del mundo. A veces, las personas simplemente se sienten abrumadas para ayudarse a sí mismas, necesitan la ayuda de los demás. Entonces es una cuestión de: ¡ir y ayudar!

Aquí algunos elementos de reflexión de la asistencia espiritual, no solo para los asistentes espirituales:

¡A nadie le gusta quitarse la vida!

Esta es una frase banal con mucho significado. Parece una provocación y tarda en entenderse. Como afirmación escueta, la frase va en dos direcciones: A veces se puede evitar un suicidio, a veces no. A veces existe la posibilidad de una conversación que puede ayudar. A veces el suicidio se produce de forma espontánea, irracional: una noche oscura envuelve a la persona sin ninguna esperanza de luz. Es cierto que en los textos de las guías pertinentes se encuentra, por ejemplo, la siguiente afirmación: “Se entiende por suicidio un acto contra uno mismo con resultado de muerte, que se realiza con intención consciente”. Pero, ¿qué significa aquí exactamente “con intención consciente”? ¿Cómo puede una persona controlar conscientemente una presión que amenaza con irse de las manos?

El suicidio puede parecer una elección libre, pero no da libertad. Y en los últimos momentos de su vida, el suicida está completamente solo.

¡Escuchar es importante!

Un gran dilema de nuestro tiempo es la pérdida de la capacidad de escuchar. Las personas dicen lo primero que se les ocurre, se interrumpen en los discursos, amenazan y se enojan, hablan sin que se les consulte, con egoísmo, a menudo con planteamientos sin sentido o al menos inexactos. Sin embargo, escuchar activamente supondría una ganancia real para la interacción interpersonal. ¿Cómo puedes saber cómo está la otra persona si no esperas su respuesta?

A menudo, las personas se dirigen a los demás con frases hirientes: “¡Todo irá bien! Aguanta, lo conseguirás”. Incluso un bienintencionado “¡puedo entenderlo!” o “¡sé por lo que estás pasando!” están completamente fuera de lugar, a menos que las frases sean ciertas. Estas afirmaciones deben ser reales y creíbles. ¿Puedo entender bien a mi interlocutor? ¿Puedo realmente ponerme en su lugar? ¿Sé realmente cómo se siente en este momento? La ayuda debe ser honesta, no mendaz. La mera necesidad de querer consolar no debe ser la motivación de afirmaciones falsas. A veces no podemos entender a las personas con tendencias suicidas porque se encuentran en situaciones que nunca hemos vivido. Entonces tenemos que ser abiertos al respecto y pedir a la persona con la que hablamos que nos ayude a entenderla mejor.

Hablar con los demás puede salvar vidas

El suicidio no suele ser el resultado de una decisión libre. El medio más importante para vincular a una persona con el mundo en el que vive son las relaciones. ¡Las relaciones ejercen sus efectos! Y las buenas relaciones tienen efectos positivos. Gracias a ellas, es realmente posible la prevención del suicidio. La prevención requiere un oído abierto, un corazón confiado y una mano tendida. Es una cuestión de vida o muerte.

  • Juntos en lugar de solos
  • Conjuntamente en lugar de en forma solitaria
  • Todos para uno en lugar de uno contra todos

Estas son algunas de las frases del libro de “primeros auxilios” de la prevención. “Crisis” significa un estado de emergencia, un trauma, una amenaza, un peligro que pone en peligro la vida: aquí es donde se necesitan las fuerzas combinadas de ayuda, no las reprimendas.

Está claro, incluso para la OMS, que la gente todavía sabe demasiado poco sobre el suicidio y su prevención. Por ejemplo, mucha gente sigue pensando que la estación oscura, el invierno, es especialmente peligrosa para los suicidas. Las estadísticas cuentan una historia diferente: existe un riesgo especial de suicidio en los meses en que la naturaleza cobra vida, cuando los enfermos mentales experimentan que su estado de ánimo no mejora en absoluto a pesar del sol y el calor, y sienten su deterioro emocional. La estación más oscura se adapta al estado de ánimo depresivo, la primavera no. Por eso es importante estar siempre atento a las señales especiales y no quedarse tranquilo cuando el vecino no se encuentra bien. La ayuda no conoce las estaciones del año.

Pensar en positivo

Por último, pero no menos importante, un consejo para los asistentes espirituales: de vez en cuando las crisis vitales se asocian a una vida de fe supuestamente no intacta. Detrás de esto está la idea de que la causa de la crisis vital radica, por ejemplo, en la falta de confianza en Dios, en la falta de vida de oración, en la falta de voluntad de sacrificio o en un enfoque superficial de la bendición de Dios. Entonces la crisis es producida por uno mismo y, por lo tanto, un castigo de Dios.

¡Estas ideas son absurdas! Solo hieren y humillan, ejercen presión y agravan las crisis. Tampoco se corresponden con la concepción nuevoapostólica de un Dios bueno y justo que quiere lo mejor para los seres humanos: su salvación.

Sigue viviendo

Los seres humanos debemos aprender una y otra vez que el hecho de que se nos permita vivir es un don precioso. Hay veces que tenemos que decírnoslo a nosotros mismos: ¡El mundo es más pobre sin mí! Pero claro, la vida es algo más que risas y victorias, también es imperfección, debilidad, fracaso, errores. Esta mezcla –si se me permite decirlo– es común a todos nosotros.


Foto: Gourami Watcher, CC BY-SA 4.0, wkipedia.org

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Peter Johanning
11.09.2021
compromiso social, internacional