En el camino hacia Pentecostés

Dios se revela como Trinidad. Pentecostés es el gran final: los Servicios Divinos del mes de mayo giran en torno a la promesa, el envío y la actividad del Espíritu Santo.

La promesa del Espíritu Santo

“Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”. Esta es la profecía de Joel 2:28.

Antecedentes: Judá ha pasado por tiempos difíciles. Saqueado por los enemigos, asolado por las langostas, el país está en su punto más bajo económica y espiritualmente. El profeta Joel predice la poderosa actividad del Espíritu Santo.

La promesa se cumple en Pentecostés y sigue surtiendo efecto hasta nuestros días. De esto trata el primer domingo de mayo.

La venida del Espíritu Santo

“Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”. Esta es la promesa de Cristo de Juan 15:26.

Por supuesto, el Espíritu Santo conduce a toda verdad. Pero eso no significa que satisfaga toda curiosidad y revele todo el futuro. Porque la verdad es Jesús. Así que el Espíritu Santo nos lleva cada vez más lejos en el conocimiento de Cristo. El segundo domingo de mayo explica lo que hay que descubrir.

La doctrina de los Apóstoles

“Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo”. El texto bíblico para el Servicio Divino de Pentecostés del tercer domingo de mayo ha sido tomado de Judas 20.

El día de Pentecostés, Pedro, lleno del Espíritu Santo, predicó sobre la muerte y la resurrección de Jesucristo. La epístola de Judas advierte a los creyentes que deben defender la doctrina de los Apóstoles y basar su vida en ella.

Los Apóstoles de la actualidad también predican el Evangelio por el poder del Espíritu Santo. Anuncian la muerte, la resurrección y el retorno de Jesucristo. Pero algunas voces cuestionan esta doctrina.

El trino Dios

“Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él”. La tradición cristiana entiende este hecho de Génesis 18:1-2 como una alusión a la Trinidad Divina.

En el transcurso de la historia de la salvación, Dios se revela paulatinamente. La encarnación de Dios, el Hijo, en Jesucristo y la revelación de Dios, el Espíritu Santo, en Pentecostés son etapas importantes de este proceso. Y demuestran que Dios está cerca. ¿De qué manera? El Servicio Divino del cuarto domingo de mayo responderá a esta pregunta.


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Andreas Rother
03.05.2024
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