En foco 2/2017: Agradecidos por las dádivas de Dios
No sólo son un regalo, sino que constituyen una tarea: el Apóstol de Distrito John Leslie Kriel (África del Sur) explica en la serie "En foco" para qué están pensadas, en realidad, las dádivas de Dios.
Cuando el Apóstol Mayor emitió el lema para el año 2017, destacó tres tareas. Debemos:
- reconocer la gloria de Dios en sus obras,
- agradecer a Dios por el bien que ha hecho y
- anunciar su gloria, comportándonos como hijos de Dios.
A primera vista, me sentí identificado ante todo con la segunda tarea.
En este contexto recuerdo una conversación con un compañero de viaje en uno de mis viajes a Namibia. En el aeropuerto nos fue comunicado que el vuelo tenía seis horas de demora. Muchos de los pasajeros daban rienda suelta a su enojo. Yo decidí quedarme tranquilo y tomarlo con serenidad. Igual no lo podía modificar.
Otro pasajero, que estaba sentado a mi lado, notó mi compostura y entonces me habló. Pronto estuvimos sumidos en una conversación. Después de enterarse del motivo de mi viaje a Namibia, me contó que su esposa y su familia participaban del trabajo misionero de su Iglesia en muchos países. Hablaba con entusiasmo sobre cómo admiraba ese don y su compromiso y al mismo tiempo, se lamentaba de que a él no le había sido dado ese don.
Pero Dios no lo había dejado del todo sin dones, agregó rápidamente. Creía que su tarea era ganar mucho dinero en la rama en la que trabajaba. Donaba la mitad de sus ingresos a su Iglesia para que otros pudiesen dar testimonio.
Entonces quedé pensativo. Los dones y dádivas que recibimos de nuestra familia y de nuestros amigos, por lo general están pensados para nosotros personalmente. Pero las dádivas que recibimos de Dios, son para otros.
Este hombre se admiraba de las personas que tenían el don de anunciar la palabra de Dios. Él seguramente nunca pronunciará una prédica y la mayoría de los creyentes de su Iglesia seguramente nunca lo llegarán a conocer. Pero él buscó y descubrió esa dádiva de Dios, y su agradecimiento lo expresa de manera maravillosa.
Nosotros no tenemos todos los mismos dones, pero todos recibimos dádivas de Dios. Emprendamos su búsqueda y descubrámoslas, y después agradezcamos por esas dádivas aprovechándolas y sirviendo a nuestros contemporáneos. De esa manera daremos gloria a Dios, nuestro Padre.
Foto: Oliver Rütten