Los Sacramentos (32): Modalidades en la mesa concernientes al pan y el vino

¿Qué es lo que más celebra la comunidad? ¿La comunión con Cristo? ¿O la comunión de unos con otros? La respuesta la proporciona la forma en que los creyentes se reúnen para la Santa Cena y reciben los elementos.

La Santa Cena ya fue consagrada, ¿y después? La práctica en las Iglesias hoy en día conoce en principio tres formas en las que los participantes llegan a los elementos:

  • Los creyentes se acercan a la Santa Cena: los participantes abandonan sus asientos, se dirigen al recinto del altar y allí reciben el pan y el vino. Esta es la práctica de la Iglesia Nueva Apostólica, por ejemplo.
  • Los creyentes se acercan unos a otros: los participantes forman un (semi)círculo de pie o se sientan a una mesa. Las Iglesias Evangélicas y Católicas practican la primera, y las Bautistas, por ejemplo, la segunda.
  • La Santa Cena se acerca a los creyentes: Los participantes permanecen sentados y se les llevan los elementos. Así se hace en las Iglesias Reformadas, entre otras.

Entre la teología y la práctica

En el primer caso, suelen ser los portadores de ministerio ordenados o bien autorizados quienes distribuyen la Santa Cena. Este rito, en general, pretende subrayar que Jesucristo es quien instituyó y quien invita al festejo santo.

En el segundo y tercer caso, los miembros de la comunidad suelen pasarse los elementos unos a otros. Esto no pone en primer plano el sentido de la comunión, sino también el “sacerdocio general de todos los creyentes”.

La forma en la que la practica una comunidad difiere no solo de una denominación a otra, sino también dentro de una misma denominación. También es una cuestión muy práctica: cuantos más participantes hay, más difícil es efectuar una reunión en (semi)círculo o alrededor de una mesa.

¿De la mano de quién a la boca?

También hay diferencias en el modo en que el creyente toma la Santa Cena. Esto comienza con el pan. Hasta el siglo IX, era habitual que a los creyentes se les colocara el elemento en la mano.

Sin embargo, ya en el siglo VI se desarrolló la costumbre de colocar la hostia directamente en la lengua del participante, y de arrodillarse mientras se lo hacía. El concilio de Rouen en 878 convirtió esta variante en un requisito obligatorio, en la Iglesia Católica en principio hasta hoy. Pero mientras tanto, los participantes tienen derecho a elegir.

Las dos formas de recibirla tienen sus justificaciones: Los defensores de la comunión oral le dan más importancia a la veneración a la Santa Cena. Los partidarios de la comunión de mano subrayan el carácter de la Santa Cena, según el cual el don debe ser llevado a la boca con las propias manos.

Con cánula o cuchara

Existen aún más variaciones en la presentación del vino: la copa de la comunión es considerada la forma original. Todos los participantes beben del mismo vaso, que se limpia entre uno y otro, dado el caso, y se gira un poco.

Hay objeciones higiénicas al respecto, y no solo desde hoy. Las copas individuales como posibles soluciones contradicen la idea de comunión. Forma parte de la historia la idea de utilizar una especie de cánula. El canuto para sorber, generalmente de plata, llamado fístula, todavía era común en las misas papales hasta el siglo XX, pero ahora ha desaparecido.

La intinctio, inmersión de la hostia en el vino, se sigue practicando hoy en día, suministrándose entonces sobre todo como comunión oral. Las Iglesias Ortodoxas conocen una forma especial. Las hostias y el vino se mezclan y se administran al receptor con una cuchara, la cóclea. Hace más de cien años, las comunidades nuevoapostólicas de los Países Bajos lo intentaron con tenedores de marfil antes de que la Iglesia introdujera la hostia combinada.

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Andreas Rother
20.04.2021
sacramentos, Santa Cena, confesiones