Sentir la cercanía de Dios y hacerla sentir
El pecado separa de Dios, pero Dios no se separa del pecador. Al contrario, Dios busca y concede encuentros de muy diversas maneras. Este es el tema central de los Servicios Divinos de septiembre, que esta vez tiene cinco domingos.
Dios se pasea por el huerto del Edén al atardecer, como si fuera un ser humano. Génesis 3 pinta este cuadro y muestra lo cerca que Dios puede estar de los seres humanos.
Dios visita al ser humano
Pero los seres humanos se han distanciado, en sus acciones, pensamientos y sentimientos. La voluntad de Dios se vuelve una molestia para ellos, siguen su propio camino y se esconden. Desde entonces, los seres humanos viven lejos de Dios.
Pero Dios no los deja ir. De esto trata el Servicio Divino del primer domingo de septiembre. En Jesucristo, Él anda como ser humano entre los seres humanos. Por un momento, vuelve a ser posible el encuentro directo con Dios. Hoy en día, la palabra y los Sacramentos son los signos de la presencia divina. Pero en la nueva creación, los seres humanos tendrán por fin una comunión perfecta con Dios.
Dónde encontrar a Dios
Elías no sabe qué hacer: necesita desesperadamente un encuentro con Dios. Para ello, se dirige al monte Horeb andando durante 40 días y 40 noches. Allí, Dios se le revela y le devela su futuro. Pero de una forma distinta a la esperada: no en un viento, un terremoto o un fuego, sino en un silbo apacible.
Una imagen que habla de hoy. El segundo domingo del mes lo explica: Dios viene al encuentro del ser humano a través de la prédica, la Santa Cena y en la comunión de los creyentes. El que realmente lo quiere experimentar, tiene que sensibilizarte para la cercanía de Dios y concentrarse en ella.
Jesús entra en todas partes
El hombrecillo es muy bueno en ganar dinero aprovechándose de los demás. A las personas de Jericó les molesta aún más que este Jesucristo se dirija precisamente a él entre toda la gente y entre en su casa.
El tercer domingo de septiembre lo deja claro: Jesucristo viene al encuentro de todas las personas, sean ricas o pobres, buenas o malas. Nadie puede ganarse su dedicación y su gracia. Al visitarnos con su palabra y los Sacramentos nos conduce a la comunión eterna con Dios. Los creyentes quieren compartir esto con todos, comunicándoselo a los demás.
Servir por agradecimiento
Josué ha llegado al final de sus días en la tierra. Reúne al pueblo de Israel, le recuerda los comienzos y da testimonio: Dios ha cumplido todas sus promesas. Josué le agradece con un voto: “Pero yo y mi casa serviremos a Jehová”.
Quienes experimentan encuentros con Dios responden con confianza en su promesa y con agradecimiento por sus beneficios. Servir a Dios significa apoyar su voluntad y ayudar a los seres humanos a encontrar el camino a la salvación. Sin embargo, esto solo puede lograrse con humildad y veracidad. El Servicio Divino del cuarto domingo de mes explica lo que esto significa.
El servicio de los ángeles
María oye algo inaudito, pero acepta el mensaje y actúa en consecuencia. Sabe quién le habla, que no es el autor de la promesa, sino su mensajero: un ángel. El quinto domingo de septiembre trata de estos seres.
La Biblia da testimonio muchas veces de estos encuentros: los ángeles anuncian la salvación, pero no la traen. Son ayudantes en tiempos de necesidad, pero no con autoridad propia, sino como “espíritus ministradores” que actúan únicamente por orden de Dios. Y a veces son impulsos divinos los que hacen que las personas se conviertan en “ángeles” para otras personas.
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