Asistencia espiritual entre ruinas

Dos meses después del devastador terremoto en Turquía y Siria, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider visita la comunidad de Estambul en Turquía. ¿Cómo se encuentran las personas allí? ¿Y cómo ha reaccionado la Iglesia ante la catástrofe?

La ciudad de Antioquía, en el sur de Turquía, es más antigua que el cristianismo. Turistas y lugareños adoran sus callejuelas serpenteantes, sus iglesias, mezquitas y sinagogas. Museos y grandes comercios invitan al visitante a maravillarse y pasear. Pero desde el 6 de febrero de 2023, la ciudad está en ruinas. La capital de la provincia de Hatay está casi deshabitada.

No muy lejos se encontraba el epicentro del grave terremoto con temblores que alcanzaron una magnitud de 7,7. Los edificios se derrumbaron y las personas quedaron sepultadas bajo los escombros. Al menos 50.000 habitantes de Turquía y Siria murieron. Se calcula que desde la catástrofe 20 millones de personas dependen de la ayuda humanitaria.

Necesitados física y emocionalmente

“Para las personas del lugar, toda la situación es masivamente estresante desde el punto de vista psicológico”, informa el Obispo Aramik Fesdjian, responsable de la región. “Muchos han perdido a personas de su entorno más cercano, sus hogares y, en algunos casos, todas sus pertenencias”. En Antioquía había una comunidad con unos 50 miembros. Una joven hermana en la fe y su hija murieron en el terremoto, así como algunos de los invitados que venían regularmente. Muchos están heridos y en estado de shock.

Muchos hermanos y hermanas en la fe de Antioquía perdieron sus casas, a menudo todas sus pertenencias, sus trabajos, familiares y amigos. Han encontrado refugio fuera de Antioquía, algunos de ellos en condiciones difíciles.

El Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider ha anunciado su visita a Estambul (Turquía) el 3 de abril. “La visita no será una fiesta celebrada con conciertos y eventos”, dice el Obispo Fesdjian. “Debido a la tragedia del sudeste de Turquía, la visita del Apóstol Mayor se ha hecho necesaria para brindar asistencia espiritual”.

El deseo de ayudar es grande

Inmediatamente después de la catástrofe, el Apóstol de Distrito Rainer Storck, responsable de Turquía y Siria, escribió: “Desde el lunes por la mañana sigo con consternación las noticias sobre el terremoto y el creciente número de víctimas en la región fronteriza entre Turquía y Siria”. Y añadió: “Tememos por los que han quedado enterrados, lloramos con los familiares y pedimos a nuestro Dios ayuda para todos los afectados”.

Los miembros de la iglesia organizaron un transporte de ayuda a la región devastada por el terremoto, llevando alimentos muy necesarios, ropa de abrigo y agua potable, y prestó ayudando en la evacuación. “Los miembros de la Iglesia se comportaron como una familia y se apoyaron y ayudaron mutuamente”, informa el Obispo Fesdjian. Por parte de la Iglesia Nueva Apostólica Alemania del Oeste y la organización de ayuda NAK-karitativ llegaron 10.000 euros de ayuda de emergencia y están previstas más medidas de apoyo.

El sufrimiento de las personas en Turquía y Siria conmovió a muchos hermanos en la fe. Por ejemplo, los jóvenes del distrito de Kassel-Korbach (Alemania) organizaron un concierto benéfico, cuya recaudación se destinó a la ayuda de la Iglesia Nueva Apostólica Alemania del Oeste en favor de las víctimas del terremoto. Y los niños de la comunidad de Dillingen (Alemania), junto con sus maestros, organizaron una feria cuyos beneficios se destinaron al proyecto “Apoyo tras los terremotos en Turquía y Siria” de NAK-karitativ.

Consuelo a partir de la confianza en Dios

El Apóstol Mayor Schneider se refirió al terremoto en un Servicio Divino aproximadamente un mes después: “Se podría pensar: ‘Esto es el resultado de malas decisiones tomadas por los seres humanos’”, dijo en Nueva York (EE. UU.) el 12 de marzo. “Pero ningún ser humano es la causa del movimiento de las placas tectónicas”. Y prosiguió: “Sí, Dios puede utilizar las cosas malas para el bien y puede utilizar las pruebas por las que pasamos para que nos concentremos en lo que es realmente importante: nuestra vida eterna, nuestra relación con Dios”. A veces, sin embargo, uno no puede entenderlo. “Dios simplemente nos dice: ‘Por favor, confía en mí. Aunque no entiendas lo que está pasando. Confía en mí. Yo te amo’”.

Esta fue la actitud que encontró el Obispo Aramik Fesdjian cuando visitó a hermanos y hermanas de la comunidad Antioquía en refugios, hospitales y en viviendas de familiares. “El Señor lo ha permitido”, fue el tenor básico de las visitas. “No hacemos preguntas y ahora miramos al futuro con confianza en el Señor”.

“La visita de nuestro Apóstol Mayor llega en el momento justo”, dice el Obispo Fesdjian. “Creo y espero que sea una fuente de gran consuelo para nuestros hermanos y hermanas de Antioquía”. Algunas víctimas del terremoto tendrán un encuentro especial con el Apóstol Mayor antes del Servicio Divino.

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