En foco 02/2016: Vencer el mal, hacer el bien
¿Vencer con Cristo? El Apóstol de Distrito Mark Woll (Canadá) encuentra la mejor guía para lograrlo en Romanos 12:21: "No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal".
Cuando hace algunos años estaba de viaje en un país no cristiano, una mujer me preguntó que hacía allí en ese país. Le expliqué mi trabajo como Apóstol por encargo de Cristo. Me felicitó por ello y expresó: "El mal prospera allí donde deja de estar activo el bien. Por eso es hermoso ver que usted haga activamente el bien aquí en este país".
Esto me impresionó y a través de los años reflexioné muchas veces sobre esas palabras: el mal florece allí donde falta el bien. Es parte de nuestra responsabilidad como seres humanos, y especialmente como hijos de Dios, hacer el bien a todos (Gálatas 6:9-10). Esto da origen a un tipo de reacción en cadena que le va poniendo límites a la expansión del mal. Cuando por ejemplo se visita a alguien que está solo o necesita ayuda, esa persona se alegra y muchas veces lo percibe como un gran estímulo. Cuando no se hace nada, el individuo permanece en su estado negativo.
Estar activos: vencer la inactividad
Recientemente el Apóstol Mayor se refirió a que no sólo debemos ser consumidores, sino que debemos participar activamente en la Iglesia. En Norteamérica se habla de un "armchair quarterback" (mariscal de campo de salón). Es alguien que cree que podría evaluar el juego mejor que todos los demás jugadores y entrenadores, aunque él mismo nunca haya jugado ni haya estado presente en un juego.
Queremos heredar la vida eterna. Esta es nuestra meta. Para eso debemos vivir activamente la fe, cuyas reglas las pone Jesús. Para lograr la victoria, es importante atenerse a las "reglas de juego" que determina Jesús.
Una cuestión de motivación: sólo cuenta el amor
En el fútbol pasa que por más espectacular que haya sido un gol, si el jugador estaba fuera o violó otras reglas, el gol no es válido. En la fe ocurre algo similar. El amor de Cristo es el mandamiento más importante. Todo lo que hacemos, por más impresionante que sea, si no lo hacemos por amor, no es válido ante los ojos de Cristo.
En Mateo 7:22-23 leemos sobre aquellos que llorarán en el día del Señor: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad".
Lograremos la victoria con Cristo a través de una activa vida de fe, haciendo el bien y orientándonos en el Evangelio de Cristo.