En foco 15/2021: Nuestro futuro se llama resurrección

¿Qué significa el futuro para un individuo? Según la forma en que una persona mire al futuro, lo hace con optimismo o con miedo. El Ayudante Apóstol de Distrito João Uanuque Misselo (Angola) describe su punto de vista.

Nuestro Apóstol Mayor nos ha dado para el año 2021 el lema “Cristo, nuestro futuro”. En términos sencillos, esto significa que queremos reinar con Jesucristo, no solo durante unos años, sino para siempre. Este conocimiento nos da fuerza para superar las dificultades y pruebas actuales. Podemos vivir con Cristo y mirar hacia adelante, hacia allí donde se encuentra nuestro glorioso destino.

Para muchas personas, el futuro tiene pocas esperanzas. Y nosotros también miramos a veces al futuro con miedo, pero Dios nos abre una visión diferente: ¡Jesucristo ha resucitado! Este acontecimiento ha invertido radicalmente la caída de la humanidad en el abismo y ha creado una esperanza sin límites. La resurrección de Jesucristo es nuestro futuro. Nos da esperanza y da sentido a nuestra vida actual en medio del sufrimiento y los desafíos que enfrentamos en este mundo.

En 1 Corintios 15, el Apóstol Pablo afirma hechos casi increíbles sobre la resurrección:

  • No debemos ignorarlo cuando Pablo subraya que la resurrección es un elemento esencial del mensaje evangélico (1 Corintios 15:1-4). ¡Cristo HA resucitado! Esta verdad es de suma importancia para que la conozcamos y creamos. La futura resurrección de los muertos es la firme esperanza de todos los creyentes, pues Jesús ha vencido a la muerte.
  • La resurrección tiene importantes implicaciones escatológicas. Como Jesucristo ha resucitado, sabemos que tiene el poder y la autoridad para llevar a cabo también nuestra resurrección. Esta verdad se nos recuerda, por ejemplo, cuando tenemos que separarnos de nuestros seres queridos. Cristo ha resucitado, la muerte ha perdido su poder, y llegará el día en que ya no habrá muerte (1 Corintios 15:55).

Nuestra confianza en la consumación definitiva de todas las cosas está vinculada a la resurrección de Jesucristo. Esta herencia de Cristo es inviolable. Lo que tenemos en Cristo no es perecedero ni se deteriora. Aquí en la tierra todo es perecedero y se corrompe o desmorona, incluso nuestro propio cuerpo. Sin embargo, nuestro tesoro en el cielo es imperecedero (Mateo 6:19-20).


Foto: Oliver Rütten

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