La mejor ayuda: la independencia

Terremotos, tifones y tsunamis siguen destruyendo la vida de muchas personas en el sudeste asiático. La ayuda de emergencia y la reconstrucción no son las únicas formas de ayudar. Hay otra ayuda que es más importante a largo plazo.

Bangladesh se vio especialmente afectado. Los cambios en los patrones meteorológicos y climáticos provocan regularmente inundaciones generalizadas, dejando a millones de personas en situación de necesidad. La República Popular está situada en el sudeste asiático, rodeada por la vecina Myanmar al este y por los Estados Indios al norte y al oeste. Al sur del país se encuentra el Golfo de Bengala.

En el país viven unos 161 millones de personas, cuyas principales fuentes de ingresos son los sectores industrial y de servicios y la agricultura. En los últimos años, en particular, se ha pasado de la dependencia de las exportaciones de productos agrícolas a la provisión de nuevas tecnologías y servicios. Sin embargo, la agricultura sigue siendo el medio de vida de más de la mitad de la población. Además del arroz, otros cultivos que se exportan a todo el mundo son el yute, el algodón, la caña de azúcar, el trigo, el tabaco, las legumbres y el té.

Las inundaciones

El país está atravesado por paisajes fluviales que se extienden por un total de 24.000 kilómetros. Esta abundancia de agua convierte a Bangladesh en uno de los países más fértiles del planeta. Las recurrentes inundaciones demuestran que el agua, que por un lado es una bendición, también puede ser una maldición por el otro. A pesar de las notables mejoras económicas de los últimos años, sigue habiendo una gran pobreza en amplias zonas del país: cerca del 36% de la población tiene que arreglárselas con menos de un dólar al día. Las inundaciones son una de las causas. Destruyen los cultivos y hacen que el ganado se ahogue o muera por enfermedades.

Durante la temporada de monzones, en julio de 2019 se produjeron graves inundaciones en la región de Bazar de Cox, al sur de la ciudad portuaria de Chittagong, en el Golfo de Bengala. Muchos pueblos fueron destruidos casi por completo. Unas 200.000 personas viven hacinadas en la región en condiciones precarias e inhumanas. Muchas de ellas han sido expulsadas de sus hogares como consecuencia de conflictos étnicos. Sus viviendas consisten en su mayoría en pequeñas chozas de tablas y chapa ondulada, que no son capaces de resistir las masas de agua que llegan. También fueron destruidas las espartanas letrinas y los escasos pozos de los pueblos. Había un gran peligro de que enfermedades como el cólera y la fiebre tifoidea se extendieran rápidamente debido a la dramática situación higiénica.

La reconstrucción

Para aliviar la aguda necesidad de la gente, la organización de ayuda alemana NAK-karitativ, junto con su organización asociada de larga data “Help”, hizo posible la distribución de alimentos, mantas y paquetes de higiene. Para ello, colaboraron con la organización local BASTOP, que se encargó de la distribución necesaria en el lugar. Una vez que el agua haya salido de las aldeas, se podrán realizar los trabajos de limpieza pertinentes.

NAK-karitativ participó en las medidas de reconstrucción. Se repararon las estaciones de agua potable y los sanitarios públicos. Además, se identificaron las familias necesitadas que habían perdido sus refugios debido a las inundaciones. Se les proporcionó material de construcción y orientación por parte de expertos para que construyeran sus casas en gran parte por su cuenta utilizando materiales de construcción sostenibles.

La prevención

Se celebraron sesiones de formación complementarias para concienciar sobre las normas de higiene más estrictas. Otro aspecto fundamental fue el comportamiento correcto de las personas en caso de catástrofe. Los ciudadanos deben conocer los sistemas de alerta temprana instalados, deben ser capaces de estudiar los datos meteorológicos y reconocer las señales de inundaciones inminentes.

Todas estas son importantes medidas de anticipación para hacer frente a futuras catástrofes. La cooperación al desarrollo realiza una importante labor que cuenta con el apoyo de los Estados. La falta de interés público en los países ricos del mundo es una de las razones por las que la situación de los países pobres apenas se percibe.

El ejemplo

Tatjana Augustin, nueva directora ejecutiva de NAK-karitativ, explica: “Bangladesh es solo un ejemplo de otros muchos países que se ven afectados regularmente por catástrofes naturales y sus consecuencias. Los medios de comunicación informan de una menor cantidad de catástrofes, por lo que casi nadie en otros países del mundo se da cuenta de ellas. Además, el interés disminuye rápidamente. El trabajo sobre el terreno lleva a veces años. Por ello, no podemos ayudar en todas las crisis o catástrofes y tenemos que utilizar los recursos que disponemos de forma estratégica. También nos centramos en las medidas preventivas, con el objetivo de que las personas sean menos vulnerables a las catástrofes. Esto lleva tiempo, pero es más eficaz a largo plazo porque estamos haciendo que la gente se independice de la ayuda externa”.

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