Unidos en Cristo y apoyándonos unos a otros

“Fue un domingo como ningún otro” en el Estadio de los Mártires, donde suele jugar al fútbol la selección nacional de la República Democrática del Congo. Al menos esa fue la opinión del Apóstol Mayor. Y más de 35.000 jóvenes participaron del encuentro.

Bien podría haber sido el doble en ese Servicio Divino del 10 de julio de 2022 en Kinshasa. Pero debido a las medidas por el coronavirus, solo se permitió que el estadio estuviera medio lleno.

El Apóstol Mayor eligió el pasaje bíblico de 1 Corintios 12:12-13 como base para el Servicio Divino para la juventud: “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. El principal dirigente de la Iglesia explicó que amarse unos a otros es decisivo para la propia salvación. Unidos en Cristo, es importante ser solidarios unos con otros y contribuir juntos a la salvación del prójimo. Todos los renacidos de agua y del Espíritu tienen la oportunidad de acceder al reino de Dios.

Bautizados por el Espíritu

“Para entrar en la comunión con Dios, también debemos conformarnos a la voluntad de Dios. Por lo tanto, debemos ser cada vez más semejantes a Cristo. Y esta transformación comenzó con nuestro Bautismo con Agua y Espíritu”, dijo el Apóstol Mayor Schneider.

En consecuencia, los creyentes deben aprender a pensar, hablar y amar como Jesucristo. El dirigente de la Iglesia dejó claro que todos han recibido exactamente el mismo potencial: “Independientemente de tu origen, de tu situación de vida, de si eres joven o viejo, rico o pobre, cada uno de nosotros ha recibido la misma oportunidad”.

Muchos miembros, un solo cuerpo

El Apóstol Mayor Schneider también relacionó la imagen en la epístola a los Corintios con la alimentación de un cuerpo. Los miembros más diversos reciben el mismo alimento de la misma manera. “Nuestro alimento es la palabra de Dios y la Santa Cena. Y este alimento es el mismo para todos, permitiendo que cada parte del cuerpo se desarrolle”.

Independientemente de lo diferentes que sean las personas, la misma palabra puede dar a todos la fuerza necesaria para el desarrollo. “Es el mismo Evangelio, el mismo mensaje que permite a cada uno en su situación alcanzar la meta”.

Sin embargo, esta imagen aclara algo más: “Jesús tomará para sí a un solo cuerpo, es decir, a los miembros que estén estrechamente unidos”. Esto a su vez significa que la unidad es tan importante como la fe.

La unidad, sin embargo, no significa que todos tengan que comer lo mismo y amar lo mismo. “Seguiremos siendo diferentes. Lo importante es que, como somos, tengamos fe y confianza en Dios y que en nuestras diferencias, en nuestra diversidad, estemos unidos en Cristo”.

Solidarios con los demás

Al escribir a los corintios, el Apóstol Pablo destacó la solidaridad entre las distintas partes del cuerpo: Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él. Por el contrario, en la sociedad actual se está extendiendo una gran indiferencia hacia el sufrimiento del prójimo.

El Apóstol Mayor pidió a los jóvenes que fueran solidarios entre sí. Si una parte del propio cuerpo se enferma, no se la separa del cuerpo. Los que sufren y tienen problemas necesitan la solidaridad de la comunidad: “No lo abandonaremos. No lo condenaremos. Es una parte de nuestro cuerpo. Nos ocuparemos de él. No lo rechazaremos”.

Los miembros trabajan juntos

A través de este cuerpo, Cristo quiere dejar clara su presencia. Esto es posible cuando el amor une a pesar de las diferencias, generando así la unidad. Entonces el cuerpo de Cristo también puede cumplir su misión, dijo el Apóstol Mayor: “El cuerpo debe asegurar que la salvación sea accesible a los seres humanos. Aseguremos juntos que pueda ser predicada la palabra, que puedan ser dispensados los Sacramentos y que pueda ser vivida la comunión fraternal”.

Al final de su servir, el Apóstol Mayor Schneider volvió a exhortar a la comunidad: “Somos el cuerpo de Cristo. Tenemos una misión que cumplir. Solo podemos hacerla si estamos unidos en Cristo y nos defendemos unos a otros. Juntos en Cristo hoy y por toda la eternidad”.

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