Hacer frente a la temporada de lluvias con nuevas esperanzas

La ayuda de emergencia actuó rápidamente, pero la reconstrucción lleva tiempo. Más de un año después del devastador terremoto, Nepal está muy lejos de alcanzar la normalidad. He aquí algunas impresiones de un pequeño poblado al pie del Himalaya.

“¿Cuánto habrán avanzado los trabajos?” se pregunta Christy Eckardt, colaboradora en la Iglesia regional Canadá. Ahora se encuentra en camino a Sipapokhare. Un terremoto que en abril y mayo de 2015 sacudió a al Nepal, destruyó todas las casas de este poblado. Su reconstrucción ya ha comenzado.

Vivir después del terremoto

Christy Eckardt, quien en la administración de la Iglesia está a cargo, entre otras tareas, de los proyectos de ayuda humanitaria, observa cómo los camiones cisterna mojan las calles. Llama la atención, porque en realidad, en la región falta agua. Los habitantes del lugar tienen que juntar agua en bidones y cargarlos a kilómetros de distancia. Pero también es necesario decir que toda vez que un vehículo o el viento levantan y arremolinan el polvo fino que cubre las calles de tierra colorada, esto afecta seriamente el aparato respiratorio de las personas.

Lo primero que llega a oídos de la coordinadora del proyecto en Sipapokhare es el llanto de un niño pequeño. La voz guía a Eckardt hasta el niño, que no deja de llorar. El más pequeño de la aldea tiene una voz poderosa. En una misma casa precaria viven cuatro generaciones de una familia: bisabuela, abuela, madre e hija. Este es un cuadro típico, porque los hombres en edad de trabajar se han desplazado a las ciudades más grandes para ganar dinero y así garantizar el sustento de sus familias.

Los cimientos han sido colocados

Ahora, Christy Eckardt puede echar una mirada a la obra en construcción. Se ha avanzado mucho desde la última vez que estuvo aquí en agosto de 2015. Las parcelas destinadas a 25 nuevas casas ya están marcadas, se ha hecho el movimiento de tierras y se colocaron los cimientos. A cargo de las obras está el fondo de ayuda “New Apostolic Trust of Nepal“. El proyecto recibe ayuda de las organizaciones “NAK Diakonia” de Suiza y “NAK-karitativ” de Alemania y también de la Iglesia regional de Canadá, que tiene a su cargo el seguimiento espiritual y organizativo del Nepal.

Pero los trabajos en Sipapokhare para nada han avanzado tanto como se esperaba. Ya los preparativos para los trabajos de construcción fueron frenados, informa la coordinadora del proyecto. La aprobación de obra tuvo que esperar a que se publicara una nueva reglamentación. Y luego fue necesario adaptar los planos de obra a las nuevas pautas antisísmicas por razones de seguridad. En el ínterin, sin embargo, el proyecto cuenta con la bendición de la Comisión de Desarrollo de la pequeña ciudad.

La esperanza no se pierde a pesar de los obstáculos

Los trabajos de construcción propiamente dichos conllevan sus dificultades. Las máquinas casi no pueden utilizarse en las laderas escarpadas y mucho tiene que hacerse en forma manual. Los futuros habitantes del conjunto de viviendas y algunos ayudantes más, comprometidos con las obras, tienen que cargar a mano cada uno de los canastos llenos de materiales hasta el lugar donde se construyen las casas. A esto se agrega que el transporte de los materiales también tiene que superar una buena cantidad de obstáculos antes de llegar al poblado. A veces escasea el combustible, otras hay peligro de deslaves o los caminos están intransitables.

Y pareciera ser que la situación no mejorará necesariamente en las próximas semanas y meses. Está por comenzar la temporada de lluvias. Las personas todavía viven en los refugios de emergencia construidos a duras penas con escombros de las ruinas y las chapas acanaladas que trajo al lugar una primera campaña de ayuda inmediata. A pesar de todo, los trabajos de construcción de los hogares futuros siguen adelante, aunque se deba trabajar protegidos debajo de lonas.

“La vida sigue adelante, aunque se sumen aún más dificultades”, dice Christy Eckardt. “Pero con las claras señales de una nueva vida en un nuevo hogar por delante, las personas renovaron sus esperanzas", acota la coordinadora, “no dejan de sonreír”.

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