Cuando ya nadie sueñe con la paz, la guerra será normal

21 de septiembre de 2016: los cristianos oran por la paz mundial. Esto sucede cada año, pues el 21 de septiembre las Iglesias celebran el Día Mundial de Oración por la Paz. ¿Cambia algo esto? Sí, al menos la propia actitud. Ya Jesús pidió tener paz con uno mismo y con el prójimo.

Las Naciones Unidas establecen días conmemorativos para que queden en la memoria de la humanidad. La gente debe recordarlos en forma perdurable. Pero cuando esto se prolonga mucho, tiene sus problemas. ¿Quieren los hombres que se les haga recordar la paz, a fin de cuentas? A veces, el deseo de un mundo en paz parece tan bizarro, tan alejado de la realidad. Una y otra vez llegan noticias de nuevas guerras, mueren niños sin motivo alguno, todavía hay civiles que sufren daños colaterales y esto realmente sucede, casi todos los días. La de reportero de guerra sigue siendo una profesión, los luchadores de la resistencia siguen actuando entre los frentes, las organizaciones de ayuda siguen llevando cascos azules. Todo como siempre.

La paz para promover el Evangelio

Entonces, ¿debemos de dejar de soñar con un mundo en paz? ¡Para nada! Cuando ya nadie sueñe con la paz, la guerra será normal. Y precisamente los cristianos fueron llamados para orar por la paz. Esto es promover el Evangelio.

"En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa. Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros" (Lucas 10:5-6). Jesús les pone en claro a sus discípulos que la paz no es divisible, no puede ser derrochada, no puede ser derrotada, no se agota. Para los judíos, "shalom" significa más que silenciar las armas. Hace referencia al deseo de salud, prosperidad, dicha. También para los cristianos, el "paz sea a vosotros" debe ser más que sólo un acto de cortesía. Detrás de él está el deseo de salvación y restablecimiento gracias a la proeza del Hijo de Dios. El saludo de paz está totalmente libre de exigencias inalcanzables, sutiles amenazas y venganza por heridas causadas.

La paz también es relevante hoy

Jesús deja claro que evidentemente no todos los hombres aceptan la paz ofrecida. No obstante, aquellos que hablan de la paz y la transmiten, no saldrán vacíos incluso cuando no tuvieran éxito. Aunque la paz no llene al receptor, sí llena al mensajero. El esfuerzo de querer traer paz, es decisivo.

Y no por último, la paz no cuesta nada. No grava los presupuestos, ni las cuentas, no necesita negociadores, sobornos, planes de urgencia ni búnkers para misiles. La paz es completamente silenciosa y agradable. La paz es el niño que vuelve a levantarse cuando ha caído al caminar. La paz es vida.

Orar por la paz

Oro para

  • que las personas, cuando se encuentran, se digan palabras de paz y se deseen lo bueno.
  • que las personas en su familia, entre amigos, en la vecindad, en la comunidad se traten amable y amorosamente unas a otras.
  • que los niños ya no tengan que vivir la guerra y que vocablos como "bombas, combate cuerpo a cuerpo, ataque aéreo" sean para ellos palabras desconocidas del vocabulario de sus padres.
  • que las hostilidades, amenazas, subordinaciones, usurpaciones se transformen en tranquilidad, amabilidad, armonía y respeto, antes de siquiera pensar en ellas.

Oro para que todos, como los pastores en el campo, entremos en el establo de Belén y escuchemos cantar a los ángeles: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!".


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Foto: Oliver Rütten

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