Mies-trabajo, cerca de los hombres, cada vez más cerca de Jesús

La mies es mucha, los obreros son menos. Pero, ¿qué es la mies? ¿Y quiénes son los obreros? El Apóstol Mayor tiene preparadas dos interpretaciones. Un resumen de un Servicio Divino dirigido no solamente a los siervos.

“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”. Así decía el texto bíblico de Mateo 9:37-38, que sirvió de comienzo al Servicio Divino para oficiantes del viernes 22 de julio de 2016 en Kampala (Uganda).

Jesús recorrió las ciudades y aldeas y vio multitudes allí, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider explicando el contexto de esos versículos. Todas las personas eran importantes para Él. Él las quería salvar y llevar al reino de Dios. “¿Qué significa esto para nosotros?”.

No la Iglesia, sino Jesús

La respuesta: “El Señor quiere que compartamos su compasión: ‘Fíjate en esas almas, yo las quiero salvar’. Sé que no es tan fácil porque no todo hombre es nuestro amigo”. Los obreros de los que habla, son los creyentes. “Entonces debemos ir a la mies”. Y esto significa que debemos estar cerca de las personas.

“Lo debemos hacer de la manera en que lo hizo Él: no amenazó a las personas, no las obligó, las atrajo con amor”, acentúa el Director de la Iglesia. “No se trata de la Iglesia Nueva Apostólica, no se trata de los Apóstoles, hablemos sobre Jesús, como Él trabaja, como Él ama, como Él consuela”.

No el estátus, sino la tarea

La mies también se puede entender de otra forma: como una imagen del trabajo en la Obra Redentora, dijo el Apóstol Mayor dirigiéndose expresamente a los siervos: “Hemos sido enviados por Dios para llevar a su pueblo al reino de Dios. No hemos sido enviados para gobernar a su pueblo. No hemos sido enviados para resolver sus problemas. Hemos sido enviados para prepararlos para el retorno del Señor”.

“Hemos sido enviados como obreros”. El ministerio no es un estátus social ni un título nobiliario. “No pierdas tiempo de defender tu estátus“, pues el ministerio „es la tarea que debe ser hecha. Y es una misión santa”.

Cada uno por sí mismo y todos juntos

Ir a la mies significa aquí también estar cerca de las personas, de los hijos de Dios: “No es suficiente con estar parado detrás del altar predicando y que todos nos admiren: ‘Oh, qué buen predicador es ese’”. Esta es la parte más pequeña de la tarea. Una parte importante es la asistencia espiritual. Y esto significa “conocer a los hijos de Dios, conocer sus preocupaciones, llorar con ellos, orar con ellos”.

En este sentido la mies es grande: “Jesús quiere que nos ocupemos de cada hijo de Dios. No quiere que los tratemos como a un grupo. Ellos son tan diferentes, y les debemos ayudar a cada uno individualmente”. Asimismo debemos juntar las gavillas, pues Jesús no quiere que haya espigas sueltas: “Esta es una gran parte de nuestra tarea, la de fortalecer la unidad en el pueblo de Dios”.

“Estos son sólo unos pocos pensamientos sobre nuestra tarea. Es una misión difícil, muy hermosa y muy santa. Y la queremos cumplir porque amamos a Jesús. Y porque sabemos que Jesús ama a todos los hombres”.

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