La línea roja entre reglas y mandamientos

La fe tiene sus mandamientos. Y la Iglesia tiene sus reglas. Pero algunos no los saben diferenciar. El Apóstol Mayor pone un límite claro en un Servicio Divino para siervos de distrito.

"Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo". Sobre Efesios 4:13 predicó el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider el 17 de febrero de 2017 en Bissau (Guinea-Bissau) ante unos 160 Apóstoles, Obispos, Ancianos de Distrito y Evangelistas de Distrito.

Valiéndose de varios "Yo soy" de Jesús, explicó las cuáles son las tareas de los siervos: predicar sobre Jesús como el camino a la comunión con Dios, sobre su Evangelio como profunda verdad y sobre la vida eterna como regalo de gracia. Y con una actitud basada en el ejemplo de Jesús: servir en lugar de mandar, salvar en lugar de condenar y unir en lugar de dividir.

Sólo uno dispone de la salvación

"Prediquemos sobre la verdad de Jesucristo, no sobre nuestras opiniones, ni sobre nuestras tradiciones, ni sobre nuestras concepciones", destacó el Apóstol Mayor. "Si cada Anciano de Distrito inventara sus propias reglas y les diría a los hermanos: 'Si no lo haces, no entrarás en el cielo', nunca llegaremos a la unidad de la fe porque el Anciano de Distrito del área vecina ya inventó otra regla".

"Hemos sido ordenados para predicar sobre la verdad de Jesucristo. Él define las reglas", dejó claro el máximo dirigente de la Iglesia. "Naturalmente, también necesitamos otras reglas para que la Iglesia funcione", dijo refiriéndose a las pautas sobre organización. Pero, "estas no ejercen repercusiones en la salvación. Si uno no cumple esas reglas, igualmente puede ir al cielo".

La línea roja: "No podemos establecer una regla que determine acerca de la salvación de nuestro prójimo. Tan sólo lo que viene de Jesús tiene importancia para la salvación".

Convencer en lugar de anunciar

Esto impone exigencias especiales a los responsable de la organización. No pueden decir sobre sus pautas: "Lo tienes que creer, esto viene de Dios", pues "no es así, viene de ti. No surgió en el trono de Dios, sino en tu cabeza", mencionó el Apóstol Mayor. "Esas reglas las debemos poder explicar, deben tener un buen fundamento. Debemos poder convencer a la gente".

Además, "la ley de Jesucristo es válida siempre. Pero nuestras reglas humanas las debemos adaptar una y otra vez, porque somos seres humanos, y los seres humanos cambian".

¿Y qué pasa cuando se viola una regla? "Perdono al pecador y lo sigo amando como mi hermano, incluso oro por su alma. Pero se tiene que hacer cargo del castigo por su obrar". Por ejemplo, "si un siervo tiene una conducta que no se ajusta a su ministerio, no puede quedar en su ministerio. No obstante, puede alcanzar la salvación".

Hijos de Dios adultos

"Por favor, hagamos esta diferencia", fue el llamado final. "Si hacemos lo que Jesús enseñó, iremos al reino de los cielos. Nuestras reglas no están en absoluto en el misnmo nivel que sus reglas".

"No tratemos a nuestros hermanos como niños, diciéndoles: 'Si haces esto, recibirás bendición, y si no lo haces, serás castigado'. Tengamos hijos de Dios adultos, no niños pequeños".

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