De la lengua materna a la lengua universal

La lengua materna es solo el comienzo. Así el niño empieza a apropiarse del mundo. Y en el mejor de los casos esto lleva a una lengua universal que va más allá de las palabras. Pensamientos sobre el "Día Internacional de la Lengua Materna" que se celebra hoy.

Después de que el ser humano explora su entorno, gracias a su lengua materna, y lo reconoce, aprende otras lenguas diferentes que le permiten el acceso a nuevas esferas y le posibilitan entender el mundo en el que vive, es más, eventualmente a contribuir en darle forma. Algo similar sucede en el ámbito espiritual.

Lo que distingue al hombre es la capacidad que le dispensó Dios de hablar, pues Dios habló con el primer hombre (Génesis 2,16:1) para que le pusiese nombre a los seres vivos, las cosas, las situaciones y los estados de ánimo (Génesis 2:19-20). Desde el vientre materno, la persona en gestación se familiariza con la voz de su madre, incluso con la de su padre. En el nacimiento es recibida con palabras y se le pone un nombre.

Llegar con el lenguaje a grandes círculos

Como su madre no deja de hablarle, el niño en crecimiento entiende y aprende paulatinamente la lengua de su madre, la lengua materna. Se mueve de allí en más en un primer círculo que, gracias al lenguaje, le permite reunir sus primeras experiencias básicas.

Más tarde, en el trato con círculos que cambian y se amplían constantemente, se apropia de conocimientos diversificados y nuevas formas de hablar, incluso de lenguas extranjeras que le permiten encontrar y ocupar su lugar en la sociedad y el mundo.

Del vocabulario de la lengua universal

Los hijos de Dios también aprenden un tipo de lengua materna, la de la comunidad cuyos conceptos principales son: comunión, amor, servicio, comunidad nupcial, preparación, retorno de Cristo…

Si uno se apropia de ella, puede pasar a la lengua paterna, la lengua de Dios, y esta es una lengua universal, la lengua de la salvación para todos los hombres de todos los tiempos: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

Una lengua con efecto amplio

Es una lengua que expresa efectos y realidades. Dominarla significa vestirse del nuevo hombre, renovarse en el espíritu y la mente (Efesios 4:24), en pocas palabras: ser semejante a Cristo.

"Aprended idiomas", aconsejó el Apóstol Mayor Hans Urwyler dando el impulso para la apertura de nuestra Iglesia. Y esta apertura no es un fin en sí misma: sirve para que en lo posible muchas personas puedan ser familiarizadas con el idioma de Dios.



Foto: Alexander Paul Thomass

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Jacky Mappus
21.02.2019
internacional