"Un hombre espiritual relacionado con la eternidad"

El Apóstol de Distrito Arno Steinweg fue un hombre dedicado a salvaguardar a la Obra de Dios, que utilizó sus dones para la misión de "llevarla a la consumación". El 28 de febrero hubiese cumplido cien años. Aquí un retrato.

Tres escenas que se unen para formar una imagen: "Salvaguarda lo confiado y nunca decepciones a tu Apóstol". Este legado fue escrito en su alma por su madre en enero de 1964 poco antes de su partida. Arno Steinweg todavía era Anciano de Distrito en aquella época.

Un año y medio después recibió el ministerio de Apóstol de manos del Apóstol Mayor Walter Schmidt. "Resguardar, salvaguardar, llevar a la consumación" fue la misión del máximo dirigente de la Iglesia en ese entonces, después de la conmoción de la "época del mensaje". El Apóstol Mayor Schmidt formó a Arno Steinweg como ningún otro de sus predecesores.

"Con estas llaves te entrego la Iglesia, así como la recibí del Apóstol de Distrito Knigge", dijo en octubre de 1993. Había dirigido la Iglesia Nueva Apostólica de Baja Sajonia y Berlín Occidental durante un cuarto de siglo. Así entregaba las llaves de su despacho de director a su sucesor, un hombre muy diferente a él.

Salvaguardar y llevar a la consumación

La estabilidad era el perfil del Apóstol de Distrito Steinweg. Pero eso de ninguna manera significó estancamiento.

Allí donde su antecesor se aseguró de que las comunidades que crecían tuviesen un lugar de reunión, Arno Steinweg transformó los locales alquilados en lugares permanentes. Surgieron de esa manera edificios de iglesias propios, pequeños, pero finos, alfombrados, sutilmente iluminados y con una atmósfera acogedora.

Y aunque no necesariamente era amigo de los cambios, el Apóstol de Distrito Steinweg mismo impulsó algunos: Ya en la década de 1980 abogó por una nueva interpretación del poder de llaves del Apóstol Mayor, así como efectivamente rigió desde 2001.

Bendecido con dones divinos

Arno Steinweg manifestaba un don especial en el altar: "Fue un ejemplo grandioso por su excelente y claro anuncio de la palabra", recuerda el Apóstol Klaus Katens. "Ante todo fueron conmovedores sus Servicios Divinos en ayuda para los difuntos", completa el Apóstol de Distrito e.d. Wilfried Klingler, "no por exhibiciones emocionales o especulaciones, sino a través de las imágenes lingüísticas que encontraba".

Primero tuvo que desarrollar su carisma para dedicarse a sus semejantes. Lo informa su hijo Peter U. Steinweg, que le hizo de conductor durante aproximadamente una década y media. En su tiempo como Anciano de Distrito, Arno Steinweg dejaba que su esposa saliera del auto primera y saludara a los portadores de ministerio que esperaban. Entonces él sabía los nombres que no podía recordar él mismo. Pero unos años más adelante, conocía a cada familia y su destino.

Y un tercer don quedaba más bien en secreto. Era su sensibilidad para distinguir entre sentimientos personales e impulsos divinos. Existió el caso de la insuficiencia renal, por quien indicó una curación parcial, la cual efectivamente ocurrió. Pero también se dieron casos donde permaneció en silencio: "Me hubiese encantado decir una palabra poderosa", dijo en camino a su casa, "pero eso solo es posible con la luz verde de arriba".

Y, por lo tanto, fue todo menos un elogio infundado, lo que el Apóstol Mayor Richard Fehr expresó en el Servicio Divino de duelo por el Apóstol de Distrito Steinweg en agosto de 1994: "Pudo revelar la sabiduría de Dios. Fue un hombre espiritual relacionado estrechamente con la eternidad". Y: "fue humilde en su grandeza".



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Andreas Rother
28.02.2020
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