El hombre que escribió la historia de la Iglesia

Sigue siendo un modelo a seguir no solo como asistente espiritual y dirigente de la Iglesia. También como investigador dejó demostrado cómo se deben hacer las cosas. El 14 de septiembre de 2021, el Apóstol de Distrito Karl Weinmann habría cumplido 120 años.

“Me decepcionaría mucho que no se lo mencionara”, dice un correo electrónico de Alemania del Sur. “Desde mi infancia lo conocí como una persona muy cariñosa con los niños, con mucho humor y muy accesible”, escribe alguien de Alemania del Norte. “Si miras su biografía, se te pone la piel de gallina”.

Tales son las huellas que dejó el Apóstol de Distrito Weinmann en el corazón de muchos. También se lo recuerda como un “arquitecto de fundamentos históricos ”, que tuvo ideas insólitas como la “Acción ladrillo” o la “Acción de no fumadores”.No se lo recuerda tanto por un servicio que prestó a toda la Iglesia, concretamente con un libro.

De libro de información para miembros a obra estándar

“100 años de la Iglesia Nueva Apostólica 1863-1963”. Este es el título de la obra de 408 páginas que la administración de la Iglesia en Hamburgo publicó en ese año del aniversario. El libro, que en un principio estaba dirigido solo a los miembros, se ha convertido desde hace tiempo en una obra estándar que nadie que se ocupe de la historia nuevoapostólica puede permitirse ignorar.

Hay dos razones para adjudicarle este estatus. Esta afirmación se desprende de manuscritos inéditos del historiador nuevoapostólico Dr. Manfred Henke, que está trabajando en un libro académico sobre la Iglesia en el siglo XIX.

En busca de las fuentes

El libro es ejemplar sobre todo por su material obtenido de las fuentes, que recopilaron el Apóstol de Distrito Weinmann y su ayudante más importante, Günter Knobloch. El entonces Evangelista de Distrito y posterior sucesor como dirigente de la Iglesia fue liberado de algunas de sus obligaciones eclesiásticas específicamente para este propósito.

Las administraciones de la Iglesia no aportaron gran cosa, se quejaba todavía en 1962 el dirigente de la Iglesia de Hamburgo, porque “las autoridades superiores de nuestra Iglesia no se esforzaron antes por reunir material histórico y crear un archivo”. O porque la Segunda Guerra Mundial había destruido lo que había.

Pero los dos investigadores legos solicitaron documentos de colecciones privadas, entrevistaron a los descendientes de personalidades históricas y accedieron a archivos estatales. Mientras lo hacían, también cruzaron las fronteras confesionales y encontraron lo que buscaban en el legado católico apostólico de Gran Bretaña, así como en la “Iglesia Apostólica de Queensland” de Australia o en la “Hersteld Apostolischen Zendingkerk” de los Países Bajos.

Convencer con autenticidad

El manejo del material de las fuentes también fue ejemplar: a diferencia de otros relatos internos de la Iglesia , las fuentes y su origen estaban bien documentados en este libro. Y sobre todo: “Nos hemos esforzado por incluir en este informe todo el material disponible de forma objetiva y sin adornos”, escribe el autor Weinmann en el prólogo, aun a riesgo de que “el material citado parezca perjudicial para el prestigio de la Iglesia”.

Pues el Apóstol de Distrito estaba convencido de que se podía experimentar un “valioso estímulo, incluso la vida de fe puede prosperar, cuando se aprende de fuentes auténticas lo maravillosamente que sucedió todo y lo sabiamente que obró el amado Dios desde el principio”. Así lo formuló en su carta del 11 de enero de 1962 al Apóstol Mayor Walter Schmidt.

Con el paso del tiempo

Sin embargo, el máximo dirigente internacional de la Iglesia no quiso acceder a la petición de apoyo para recopilar material para otras publicaciones. “No lo considero necesario por varias razones”, escribió el 13 de agosto de 1963: La espera del tiempo final no está interesada en el pasado. Un proyecto así se encontraría con la incomprensión de los Apóstoles. Y, además, el Apóstol de Distrito no debería volver a someterse a tanto estrés.

En 1984, el Apóstol Mayor Hans Urwyler recurrió deliberadamente a su riqueza de conocimientos históricos cuando se trató el tema de los orígenes de nuestra concepción de los difuntos. El Apóstol de Distrito Weinmann, mientras tanto en descanso ministerial, pudo recurrir entonces a los documentos que había traducido del holandés 21 años antes.

Al grano fue el Apóstol Mayor Richard Fehr cuando fundó el grupo de trabajo “Historia de la INA” en 1999. El encargo que se le dio fue: “Presentar el pasado de forma históricamente precisa y comprensible, y también incluir aspectos que puedan resultar incómodos para la Iglesia”, totalmente en el espíritu de Weinmann. Porque: “Si no llevamos a cabo esta tarea nosotros, lo harán otros”.


Foto: New Apostolic Church International

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Andreas Rother
14.09.2021
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