El Espíritu Santo, guía hasta el final

«Pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar». Esta frase de 1 Corintios 10:13 fue destacada por el Apóstol Mayor en Lusaka (Zambia) además del texto bíblico en sí, en forma similar a las palabras de saludo de años anteriores.

«Dios es fiel y nos promete en todas las aflicciones que debemos pasar, que hay una salida, que van a terminar», explicó. ¿Cómo es esa salida? «La salida es la presencia y la actividad del Espíritu Santo en la Iglesia».

La actividad del Espíritu Santo

El Espíritu Santo como poder de Dios, fue esbozado por el Apóstol Mayor Schneider valiéndose de una serie de estaciones:

• «Donde sea que en la Iglesia de Cristo sea anunciada la doctrina de Cristo y de sus Apóstoles, allí está presente y activo el Espíritu Santo».Le digo a la gente: «¡Venid a Dios!».
• Es la actividad del Espíritu Santo, la que incorpora a los bautizados en la Iglesia de Cristo y los dota del poder para luchar contra el pecado. Cada auténtico cristiano se puede alegrar por no tener que ser un esclavo del maligno, sino poseer el poder para combatir el mal.
• «El poder del Espíritu Santo se despliega por completo a través del ministerio de Apóstol. Jesús ha enviado a sus Apóstoles para llamar a las almas escogidas a que se integren a la comunidad nupcial de Cristo».
• El poder del Espíritu Santo también puede experimentarse en la Santa Cena: «Allí donde los hijos de Dios festejen la Santa Cena, está presente Jesús a través del Espíritu Santo». Esta alegría en Cristo puede ser experimentada por cada comunidad, siendo igual si se encuentra reunida en un campamento de refugiados o en una gran iglesia.

La respuesta de la comunidad nupcial

Pero el llamado del Espíritu Santo también necesita respuestas, dejó en claro el Apóstol Mayor. Por un lado: «Aquellos que se cuentan a la Esposa de Cristo, están llenos del Espíritu Santo. Esto significa que dicen a todos: Ven como estás. ¡Dios te ama y yo también te amo! Seas quien seas, quiero que seas redimido».

Y por otro lado: «La Esposa ama a Cristo. Los creyentes anhelan la comunión con Él. Su mayor deseo es estar con el Señor. Por eso oran y claman: ¡Por favor, ven!».

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