Todas las cosas son de, por y para Dios

¿Por qué le damos la honra a Dios? ¿Por qué confiamos en Dios? ¿Por qué mantenemos nuestras promesas y le anunciamos al prójimo la salvación en Cristo? Respuestas de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor Schneider.

Con 4.000 hermanos y hermanas, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró el domingo 3 de octubre de 2015 en Estrasburgo (Francia) la fiesta de agradecimiento por la cosecha. El Apóstol Mayor estaba acompañado por el Apóstol de Distrito Bernd Koberstein, el Ayudante Apóstol de Distrito John Sobottka (Canadá) y los Apóstoles Ulrich Falk (de Alemania del Norte), Clément Haeck, Jens Lindemann, Gert Opdenplatz y Jeannot Leibfried. Las comunidades de Francia y Bélgica estuvieron conectadas por transmisión de video. En este Servicio Divino, el Apóstol Jeannot Leibfried y su esposa recibieron la bendición para sus bodas de plata. Como base para la prédica, el Apóstol Mayor leyó la palabra de Romanos 11:36: “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos”.

Promesa de Dios: cosecha y bendición

El primer paso en el día de agradecimiento por la cosecha es agradecer a Dios. “Dios se ha comprometido frente a la creación, frente a los hombres que Él ha creado”, mencionó el Apóstol Mayor Schneider al comienzo del Servicio Divino. Hasta el final, se ha comprometido Dios, habrá siembra y cosecha. En otra promesa Dios aseguró su bendición a aquellos hombres que le queden fieles. Más de uno no ve esta bendición en seguida.

Para la diferente efectividad de la bendición espiritual, la máxima autoridad de la Iglesia utilizó una comparación de la naturaleza. Siempre depende de qué se siembra y qué se quiere cosechar. Si alguien siembra semillas de verdura, espera sólo pocas semanas y meses hasta la época de la cosecha. Si alguien siembra un árbol de manzanas, tendrá que pasar más tiempo hasta la primera cosecha. Así de diferente es con la bendición de Dios: “Hay bendición espiritual que bastante rápido produce efectos. Uno nota que el amado Dios escuchó mi oración, nos regala una alegría especial, uno experimenta su fe en forma especial, uno tiene una vivencia de fe”, manifestó el Apóstol Mayor.

“Luego hay otros momentos donde los efectos de la bendición se hacen esperar algo más; uno no los ve de inmediato, pero son bendiciones que duran más: la bendición que surge de la paz del corazón, la bendición que existe por el aliento del alma, la bendición que existe de la fuerza para quedar fieles, pase lo que pase. Esto quizás sea menos impresionante y necesite mucho más tiempo para desarrollarse, pero es una bendición que perdura, que tiene efectos por mucho tiempo, que permanece”. Y señalando a la nueva creación, explicó el Apóstol Mayor: “La mayor bendición nunca finalizará, estaremos eternamente con Él y viviremos en paz y alegría perfectas”.

Todas las cosas son de Dios

“Hoy las personas se inclinan a pensar que lo que tienen se lo han ganado”, mencionó el Apóstol Mayor. Las personas piensan que la base está en sus esfuerzos, sus competencias y sus inversiones. Cuando las personas ya no reconocen que todo viene de Dios, pronto son desagradecidas y egoístas.

“Todo viene de Dios, quien nos lo ha dado por gracia, y nosotros a pesar de todo nuestro mérito y todas nuestras competencias, a pesar de ser los más lindos, los más inteligentes, los más modestos, no tendríamos lo que tenemos. Por eso reconocemos que todo es gracia”. Por esta gracia que percibimos conscientemente, para Dios es la honra:

  • “Nosotros agradecemos a Dios”.
  • “Dios sabe lo que realmente necesitamos y siempre nos dará lo que necesitamos y cuándo lo necesitamos, entonces confiamos en Él”.
  • “Y como sé que lo que poseo lo he recibido por gracia, también estoy dispuesto a compartirlo con mi prójimo”.

Todas las cosas son por Dios

Por Dios son salvados los hombres. En Dios el hombre encuentra salvación eterna:

  • “Nosotros no nos podríamos redimir, sólo Jesucristo nos puede redimir. El cristiano que es consciente de que es redimido por el sacrificio de Jesucristo, no puede decir otra cosa a Jesús que: hago lo que me pides, te seguiré y te obedeceré, me atendré a tu Evangelio, a tu doctrina”.
  • “Pudimos ser redimidos porque el Espíritu Santo nos hizo posible conocer a Dios” y “Hemos sido redimidos por recibir el Bautismo con Agua, el Santo Sellamiento, la Santa Cena. Sin el efecto del Espíritu Santo no habría Sacramentos”.
  • “Si Jesús no hubiese enviado a sus Apóstoles, si el Espíritu Santo no hubiese hecho algo en la ordenación, nosotros, tú y yo, no podríamos haber sido redimidos”.

Todas las cosas son para Dios

“Para Él, todo lo que Dios hace está vinculado con una única meta: Él quiere que estemos con Él para siempre. Por eso Dios obra”, dijo el Apóstol Mayor.

  • “Es nuestra fe que pronto llegará el momento en que el Señor venga otra vez”. E igualmente, expresó el Apóstol Mayor, se nota tan poca alegría. “La alegría de nuestra salvación, la alegría de poder decir: todo tiene una sola menta, estar con Él”.
  • “Tenemos la certeza de que Dios llevará su plan hasta la meta, Él consumará la obra que ha comenzado”.
  • “En el milenario reino de paz, Dios le dará a cada hombre que haya existido alguna vez, la posibilidad de alcanzar la comunión con Él. Nuestra tarea es conducir a los hombres hacia Dios: a través de nuestra conducta, a través de nuestra forma de ser, a través de nuestras palabras: para hacer más fácil a nuestros contemporáneos el acceso a Jesús”.

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