Jesucristo marca nuestra vida

"El egoísmo, el egocentrismo y el individualismo son incompatibles con el Evangelio", explica el Apóstol Mayor Schneider. Ejemplos concretos para una vida con Jesucristo.

Del 15 al 17 de junio de 2018 el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider se reunió con los jóvenes cristianos de Alemania del Norte y del Este en el predio ferial de Leipzig (Alemania). El punto culminante fue el Servicio Divino con más de 9.000 participantes. La prédica se basó en la palabra de Gálatas 2:20: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí".

Vivimos – en la fe del Hijo de Dios

La fe no impide a los creyentes disfrutar de la vida. Los cristianos nuevoapostólicos son parte de la sociedad. Pero cómo nos conducimos en la vida se orienta en la fe en el Hijo de Dios.

Respetamos nuestra vida. "Viva lo que viva, ¡yo creo que Dios me ama!". Y esto también significa "que no me menosprecie a mí mismo. No me considero inferior ni pienso que nadie se interesa por mí". Esto, sin embargo, no se refiere a personas que padecen depresiones o enfermedades psíquicas.

Establecemos prioridades. "Jesucristo dijo: Buscad primeramente el reino de Dios y no os enfoquéis tanto en lo terrenal". Con el sacrificio de Jesús hay una nueva perspectiva: la eterna comunión con Dios. No dejo que la riqueza, el prestigio y la diversión dejen de tener sentido. "Todo esto está en orden, pero no nos damos por satisfechos. Sabemos –y aquí somos exigentes– que podemos tener más".

Anhelamos la comunión. "Nos preparamos para el futuro. Esta perspectiva que Dios nos dio, la queremos alcanzar: la eterna comunión con Dios. Ya hoy queremos tener comunión con Él en el Servicio Divino, en la comunión de los Hijos de Dios".

Vivimos – pero no en el culto al ego

"Ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí". "¿Y cuál es este 'yo' que debemos dejar de lado?", preguntó el Apóstol Mayor Schneider. "Dios no espera que renunciemos a la personalidad y a la propia voluntad, pero sí que rechacemos el culto al ego.

No al egoísmo. "El egoísmo consiste en buscar satisfacer sus propias necesidades, hacer todo para asegurar su propio bienestar, sin tomar en cuenta a los demás". Esto no es compatible con la fe en Jesucristo.

No al egocentrismo. "¿Qué es el egocentrismo? Me pongo a mí mismo en el centro. Todo se concentra exclusivamente en mí. Y evalúo todo en función de mi propia persona". Este es, definitivamente, un lado malo del 'yo' que no es compatible con la fe cristiana.

No al individualismo. "Mi persona y mis necesidades son para mí más importantes que las necesidades de la sociedad a la que pertenezco y de la que formo parte". Esto tampoco es compatible con el seguimiento a Jesucristo.

Vivimos – esto cambia nuestra conducta

"Cristo vive en mí". El culto al ego es absolutamente incompatible con la fe cristiana, dejó claro el Apóstol Mayor. "Vivir en Cristo" cambia la vida y esto se hace evidente.

Nos hacemos cargo de nuestra responsabilidad en la sociedad. "El cristiano que sigue a Jesucristo es consciente de que pertenece a un todo. Tengo obligaciones frente a la sociedad. Jesús dijo: 'Dad a César lo que es de César'. Quería decir con esto: 'Tienes una obligación frente a la sociedad'".

No nos mantenemos apartados en la relación con el prójimo. "Hay personas que dicen que no tienen nada que ver con los demás. No los necesito. Todo está en orden. No hago nada malo". Pero esto no es cristiano, manifestó el dirigente internacional de la Iglesia: "El sentir de Jesucristo es: He venido para servir al prójimo. He venido para acercarme al prójimo y hacerle el bien".

En el matrimonio emprendemos todo por la felicidad del otro. "Estoy feliz porque tú estás feliz". Este es el sentir de Jesucristo: 'Quiero que te vaya bien'. Un problema de la época actual es que muchos consideran el matrimonio sólo como una comunidad de intereses, expresó el máximo dirigente. Otro problema es que por las muchas separaciones prevalece la opinión de que el matrimonio ya no está hecho para nuestra época. El consejo del Apóstol Mayor: "Construye tu matrimonio sobre el Evangelio de Jesucristo, donde lo importante es el amor, la paciencia y el perdón".

Nos involucramos en la comunidad. "La fe en Jesucristo nos dice: 'Soy un miembro en el cuerpo de Cristo, soy un miembro de la comunidad, yo también soy responsable del bienestar de la comunidad. Sólo me va bien si a la comunidad le va bien".

El Apóstol Mayor dejó claro: "Para el amado Dios no es cuestión de que neguemos nuestra persona, de que seamos marionetas desprovistas de voluntad. ¡No! Alejandro debe seguir siendo Alejandro. Y Sofía debe seguir siendo Sofía, con su personalidad, con sus talentos, con sus deseos. Deben seguir siendo así como son, sólo que perfeccionados en Jesucristo. Que sean capaces de amar con el amor de Jesucristo, que tengan en ellos la fuerza de Jesucristo, que irradien la paz de Jesucristo y que se esfuercen por ser una bendición para el prójimo".


Foto: Michael

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