En sufrimiento y adversidad preguntando por Dios

¿Y dónde está Dios ahora? Más de uno lo pregunta en momentos de desdicha. ¿Cómo se puede ayudar a esas personas? Al menos, no con respuestas equivocadas. La alternativa de un Servicio Divino con el Apóstol Mayor.

"Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará". Este fue el texto bíblico de Salmos 145:18-19 tratado el 3 de marzo de 2019 en Bujumbura (Burundi).

Igual si es en este mundo o en el más allá, a muchas personas no les resulta fácil creer en Jesucristo, dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Si escucharon: "Cercano está el Señor a los que le invocan", podrían decir: "Esto no es cierto. Pasé por grandes adversidades y Dios no me ayudó". O: "Mira lo que pasa sobre la tierra. ¿Dónde está Dios?".

Respuestas que levantan preguntas

A esas preguntas muchas veces se les dan respuestas que no necesariamente son de utilidad, explicó el Apóstol Mayor.

"Si entonces describo a Dios como alguien que castiga a los pecadores, estoy equivocado", pues "hay personas que en su vida tienen una conducta muy, muy mala y a ellos cada vez les va mejor".

Otra explicación es: No sufren por obra de Dios, sino como consecuencia de decisiones equivocadas tomadas por los hombres. Sin embargo, "cuando entra en erupción un volcán, esto no sucede a raíz de la maldad de los hombres. Y cuando hay un terremoto, los hombres no tienen nada que ver con eso".

A veces las personas dicen: "Dios te hace caer en desgracia para que te puedas acercar a Él". Pero "existen países en los que nadie cree en Dios. Y cuando experimentan desgracias, no los llevan más cerca de Dios, los alejan aún más".

Siempre se puede reconocer solo una parte

El dirigente de la Iglesia comparó esas respuestas con la historia de los cinco ciegos que tocaban a un elefante. Uno de ellos reconocía en el cuerpo una pared, el otro en la pata una columna, el otro en la trompa una serpiente, el otro en el colmillo una lanza y el otro en la cola una soga. "Cada uno describía al elefante como lo vivía, y cada uno tenía razón". No obstante, "como solo palpaban una parte muy pequeña del elefante no podían hacerse una imagen general".

"Este es un hermoso ejemplo para nuestra relación con Dios", dijo el Apóstol Mayor. "Cada uno tiene su idea de Dios que seguramente es justificada, pero siempre es imperfecta". Pues el hombre es demasiado pequeño para entender a Dios en su grandeza y en su gloria. "Por eso nos acercamos a Dios con santo respeto. No podemos entender lo que hace, pero confiamos en Él".

No explicar, sino mostrar con el ejemplo

"No podemos explicar la adversidad y la desdicha de las personas aquí sobre la tierra y en el mundo del más allá", dejó claro el Apóstol Mayor Schneider. Lo único que podemos decir es: "Oye, sé una cosa. Sé que Dios te ama. Sé que quiere que estés para siempre con Él en su reino". Y "le podemos decir a las personas que estamos convencidos de que el reino de los cielos será tan grande, tan hermoso, tan maravilloso que uno se olvidará de todas las aflicciones".

Pero no alcanza con solo hablar de eso. También hay que mostrar esa convicción en su propia vida. "Demostramos que la comunión con Dios es algo bueno si vamos regularmente a los Servicios Divinos. Demostramos que la comunión con Dios es algo grandioso si siempre buscamos la comunión con Él en la oración. Y desmostramos nuestro amor al prójimo pidiéndole a Dios: Dales a ellos el mismo tesoro que nos has dado a nosotros".

La conclusión: "Así, a través de nuestra conducta podemos dar testimonio aquí sobre la tierra y en el mundo del más allá. Esta es nuestra misión".

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