“A Dios no se lo puede detener”

Consuelo, seguridad, confianza en Dios. Con estos dones el Apóstol Mayor acompañó a la comunidad mundial a través de la crisis. Nunca antes se lo había podido oír y ver tan seguido. 2020, el año del coronavirus: los diez mensajes más importantes.

Ánimo, todo pasará

“¡Estoy seguro de que este tiempo contribuirá a que más que nunca reconozcamos la importancia que tienen para nosotros el Servicio Divino y la Santa Cena!”. Lo dijo el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider en una entrevista a fines de marzo. “Confiemos en Dios. ¡Él siempre sabe cómo puede dar a aquellos que lo aman, lo que es imprescindible para su salvación!”.

Ni señal ni castigo

“Es muy importante para mí dejar claro que esta crisis del coronavirus no la veamos como una señal del tiempo que predice la venida de Jesucristo”, enfatizó el dirigente de la Iglesia en Pascua. “Nuestra fe en el inminente retorno no se basa en señales, sino en las palabras de Jesucristo”. Algunas personas creyeron que la crisis del coronavirus era un castigo de Dios. “Esto no proviene del Espíritu Santo”, pues “el Espíritu Santo habla de Dios como un Dios de amor” y no de castigo.

Lo que uno hace o no hace, afecta a todos

“En la crisis del coronavirus experimentamos la solidaridad de la humanidad”, explicó el director de la Iglesia en Pentecostés. “Si un solo individuo no respeta las reglas, toda la comunidad está en peligro”. Este es un buen ejemplo para el cuerpo de Cristo, la comunión de los creyentes. “Si un miembro sufre, todo el cuerpo sufre”. Cada miembro tiene diferentes dones y tareas, “pero cada alma tiene el mismo valor a los ojos de Dios y debería tener el mismo valor para nosotros”.

Volver como un hombre nuevo

“Tenemos una oportunidad única de cambiar algo”, dijo también en Pentecostés. “Ahora tomemos una decisión: Cuando vuelva a mi comunidad, quiero ser otra persona. Para lograrlo debemos realizar algunos ajustes”.

Simplemente llámalo

“Bien, ya me preocupa que uno u otro haya caído en el trayecto”, destaca el Apóstol Mayor en junio: “No siempre esperes que sea el otro el que llame. Haz algo tú y pregunta cómo está el otro”.

“Dios sigue obrando”

“¿Por qué Dios permite que todo se detenga durante meses?”, fue su pregunta en julio. Y la respuesta: “No lo sé, pero estoy convencido de que con Dios no hay estancamiento. Dios sigue obrando. No se lo puede detener”.

¡El retorno de Cristo no ha sido cancelado!

“Muchas actividades han sido canceladas en la Iglesia durante los últimos meses”, dijo el director de la Iglesia en agosto. “Pero tenemos un gran consuelo: ¡La Primera Resurrección no se cancela y el retorno de Cristo no se pospone!”.

Cantar y otros dones de gracia

Una cosa, de todos modos, le enseñó la crisis del coronavirus: “Mucho de lo que yo daba por sobreentendido es gracia. Haber podido cantar juntos durante tantos años, haber podido reunirnos, saludarnos, hablar libremente entre nosotros”. Esto es motivo de agradecimiento: “Te agradezco, amado Dios, por tu gracia. Y si es posible, vuelve a darnos esta gracia pronto”.

“¡Os echamos de menos!”

Los Servicios Divinos por vídeo también fueron vistos por muchos miembros de la Iglesia que en parte ya hace años o décadas que no vienen a los Servicios Divinos. “Os extrañamos. ¡Os echamos de menos! Honestamente, nos importa”, admitió el Apóstol Mayor en noviembre. “¡Sois cordialmente bienvenidos! Cuando queráis, os estaremos esperando”.

“Estoy orgulloso de nuestros hermanos y hermanas!”

“Si uno mira al mundo, el coronavirus es solo un acontecimiento. Hay muchos, muchos otros”, señaló el Apóstol Mayor Schneider a fin de año, como ya mencionara en la entrevista de marzo acerca de las necesidades que hay en todas partes del mundo: hambre, criminalidad, catástrofes de la naturaleza. Pero lo que a él lo entusiasma es “que los hijos de Dios han permanecido fieles, tienen confianza en Dios y hacen posible lo imposible para apoyarse unos a otros y hacer el bien”.

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Andreas Rother
28.12.2020
apóstol mayor, servicio Divino