algunos creyentes tienen verdaderas reservas cuando se pretende mezclar la prédica y la ciencia. pero vale la pena examinar esto más de cerca. porque la homilética no es tan extraña como suena. aquí el comienzo de la serie. la homilética es el arte de predicar, es decir, la ciencia que la sustenta. trata de la teoría y la práctica de la comunicación del evangelio. para ello, se sirve también de los conocimientos y herramientas de la ciencia de la comunicación. esto es precisamente lo que a veces encuentra resistencia. los críticos temen que dedicarse a la homilética pueda obstaculizar una prédica auténtica e inspirada por el espíritu. esto se debe a que la homilética se ve a veces como un esfuerzo “hecho por el hombre” que podría parecer demasiado académico. después de todo, una prédica no debe ser un mero ejercicio intelectual, sino que debe transmitir un mensaje lleno del espíritu santo. solo un término nuevo. sin siquiera saberlo, los portadores de ministerio llevan mucho tiempo practicando la homilética a la hora de preparar y pronunciar sus prédicas. la oración, el estudio de los pensamientos guía, las reflexiones personales y la investigación son componentes integrales de la materia que los portadores de ministerio ya realizan. por lo tanto, la capacitación en homilética parte de una base ya existente. para los portadores de ministerio recién ordenados, también puede ser un medio de prepararlos para una de sus tareas futuras: el anuncio de la palabra de dios. la homilética es bíblica. también en homilética, nuestra inspiración son las propias sagradas escrituras. cualquiera que lea el sermón del monte de jesús (mateo 5-7) o la prédica de pedro en pentecostés (hechos 2:14-36) se dará cuenta de que jesús y los apóstoles no hablaban al azar, sino que transmitían con convicción un mensaje estructurado y coherente. su objetivo era provocar una reacción concreta en sus oyentes, por ejemplo, un cambio en la comprensión, en la actitud o en el comportamiento. así lo demuestra también el ejemplo de pablo. durante su primer viaje misionero, pablo fue invitado a hablar en la sinagoga de antioquía de pisidia. como relata hechos 13:16-41, pablo estructuró su prédica de tal manera que llevara a sus oyentes a tener fe en cristo:. hizo un repaso de la historia de israel. y de lo acontecido durante la actividad de jesús;. explicó la muerte y resurrección de jesús, que trajo el perdón de los pecados. y llevó a entender que todos estos acontecimientos se produjeron en cumplimiento de las escrituras. recorrer todo el camino. el anuncio de la palabra de dios es una combinación de diferentes elementos. basada en la autoridad del ministerio de apóstol y la autoridad conferida por la ordenación, combina. una fe personal inspirada por el espíritu y convicción (un portador de ministerio debe ser auténtico);. conocimiento (un portador de ministerio debe comprender las escrituras, la doctrina de la iglesia y las circunstancias actuales, etc.);. preparación inspirada por el espíritu (un análisis hecho con oración y reflexión de los pensamientos guía);. y, por último, la prédica inspirada por el espíritu (un portador de ministerio solo puede predicar desde la fe y la convicción). dicho de otro modo, el espíritu santo no solo actúa durante el servicio divino, sino ya antes y durante la preparación. los principios homiléticos y el obrar del espíritu santo no se excluyen mutuamente. van de la mano. la homilética es una forma de abrir la comprensión a todo el proceso. no se trata de técnicas “hechas por el hombre” ni de lineamientos estrictos, sino –como en los ejemplos bíblicos mencionados– de comunicar un mensaje claro que hable a la comunidad, provoque un cambio fundamental y lleve a las personas a cristo. el espíritu santo enseña, capacita y transforma, primero al propio portador de ministerio mediante la fe y la preparación, y luego a la comunidad a través de su prédica. al fin y al cabo, uno solo puede dar lo que ya posee y ha experimentado. foto: anthichada – stock.adobe.com. sobre el autor. el dr. markus cromhout (nacido en 1972) es teólogo de la iglesia nueva apostólica áfrica del sur y está activo como evangelista en su comunidad. estudió en la facultad de teología de la universidad de pretoria y es doctor en nuevo testamento. además de obras académicas , también escribe libros de divulgación científica. organiza seminarios sobre el tema de la “homilética” y aporta semanalmente contribuciones de fondo.
Algunos creyentes tienen verdaderas reservas cuando se pretende mezclar la prédica y la ciencia. Pero vale la pena examinar esto más de cerca. Porque la homilética no es tan extraña como suena. Aquí el comienzo de la serie.
La homilética es el arte de predicar, es decir, la ciencia que la sustenta. Trata de la teoría y la práctica de la comunicación del Evangelio. Para ello, se sirve también de los conocimientos y herramientas de la ciencia de la comunicación.
Esto es precisamente lo que a veces encuentra resistencia. Los críticos temen que dedicarse a la homilética pueda obstaculizar una prédica auténtica e inspirada por el Espíritu. Esto se debe a que la homilética se ve a veces como un esfuerzo “hecho por el hombre” que podría parecer demasiado académico. Después de todo, una prédica no debe ser un mero ejercicio intelectual, sino que debe transmitir un mensaje lleno del Espíritu Santo.
Solo un término nuevo
Sin siquiera saberlo, los portadores de ministerio llevan mucho tiempo practicando la homilética a la hora de preparar y pronunciar sus prédicas. La oración, el estudio de los Pensamientos Guía, las reflexiones personales y la investigación son componentes integrales de la materia que los portadores de ministerio ya realizan. Por lo tanto, la capacitación en homilética parte de una base ya existente. Para los portadores de ministerio recién ordenados, también puede ser un medio de prepararlos para una de sus tareas futuras: el anuncio de la palabra de Dios.
La homilética es bíblica
También en homilética, nuestra inspiración son las propias Sagradas Escrituras. Cualquiera que lea el Sermón del Monte de Jesús (Mateo 5-7) o la prédica de Pedro en Pentecostés (Hechos 2:14-36) se dará cuenta de que Jesús y los Apóstoles no hablaban al azar, sino que transmitían con convicción un mensaje estructurado y coherente. Su objetivo era provocar una reacción concreta en sus oyentes, por ejemplo, un cambio en la comprensión, en la actitud o en el comportamiento.
Así lo demuestra también el ejemplo de Pablo. Durante su primer viaje misionero, Pablo fue invitado a hablar en la sinagoga de Antioquía de Pisidia. Como relata Hechos 13:16-41, Pablo estructuró su prédica de tal manera que llevara a sus oyentes a tener fe en Cristo:
Hizo un repaso de la historia de Israel
y de lo acontecido durante la actividad de Jesús;
explicó la muerte y resurrección de Jesús, que trajo el perdón de los pecados
y llevó a entender que todos estos acontecimientos se produjeron en cumplimiento de las Escrituras.
Recorrer todo el camino
El anuncio de la palabra de Dios es una combinación de diferentes elementos. Basada en la autoridad del ministerio de Apóstol y la autoridad conferida por la ordenación, combina
una fe personal inspirada por el Espíritu y convicción (un portador de ministerio debe ser auténtico);
conocimiento (un portador de ministerio debe comprender las Escrituras, la doctrina de la Iglesia y las circunstancias actuales, etc.);
preparación inspirada por el Espíritu (un análisis hecho con oración y reflexión de los Pensamientos Guía);
y, por último, la prédica inspirada por el Espíritu (un portador de ministerio solo puede predicar desde la fe y la convicción).
Dicho de otro modo, el Espíritu Santo no solo actúa durante el Servicio Divino, sino ya antes y durante la preparación. Los principios homiléticos y el obrar del Espíritu Santo no se excluyen mutuamente. Van de la mano. La homilética es una forma de abrir la comprensión a todo el proceso.
No se trata de técnicas “hechas por el hombre” ni de lineamientos estrictos, sino –como en los ejemplos bíblicos mencionados– de comunicar un mensaje claro que hable a la comunidad, provoque un cambio fundamental y lleve a las personas a Cristo. El Espíritu Santo enseña, capacita y transforma, primero al propio portador de ministerio mediante la fe y la preparación, y luego a la comunidad a través de su prédica. Al fin y al cabo, uno solo puede dar lo que ya posee y ha experimentado.
Foto: Anthichada – stock.adobe.com
Sobre el autor
El Dr. Markus Cromhout (nacido en 1972) es teólogo de la Iglesia Nueva Apostólica África del Sur y está activo como Evangelista en su comunidad. Estudió en la Facultad de Teología de la Universidad de Pretoria y es doctor en Nuevo Testamento. Además de obras académicas, también escribe libros de divulgación científica. Organiza seminarios sobre el tema de la “homilética” y aporta semanalmente contribuciones de fondo.
Homilética (1): Inspirada por el Espíritu desde el principio
Este fue un articulo de la serie (1 - 1) acerca de Homilética (1): Inspirada por el Espíritu desde el principio, Enjoy reading also one of
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homilética (1): inspirada por el espíritu desde el principio.
algunos creyentes tienen verdaderas reservas cuando se pretende mezclar la prédica y la ciencia. pero vale la pena examinar esto más de cerca. porque la homilética no es tan extraña como suena. aquí el comienzo de la serie. la homilética es el arte de predicar, es decir, la ciencia que la sustenta. trata de la teoría y la práctica de la comunicación del evangelio. para ello, se sirve también de los conocimientos y herramientas de la ciencia de la comunicación. esto es precisamente lo que a veces encuentra resistencia. los críticos temen que dedicarse a la homilética pueda obstaculizar una prédica auténtica e inspirada por el espíritu. esto se debe a que la homilética se ve a veces como un esfuerzo “hecho por el hombre” que podría parecer demasiado académico. después de todo, una prédica no debe ser un mero ejercicio intelectual, sino que debe transmitir un mensaje lleno del espíritu santo. solo un término nuevo. sin siquiera saberlo, los portadores de ministerio llevan mucho tiempo practicando la homilética a la hora de preparar y pronunciar sus prédicas. la oración, el estudio de los pensamientos guía, las reflexiones personales y la investigación son componentes integrales de la materia que los portadores de ministerio ya realizan. por lo tanto, la capacitación en homilética parte de una base ya existente. para los portadores de ministerio recién ordenados, también puede ser un medio de prepararlos para una de sus tareas futuras: el anuncio de la palabra de dios. la homilética es bíblica. también en homilética, nuestra inspiración son las propias sagradas escrituras. cualquiera que lea el sermón del monte de jesús (mateo 5-7) o la prédica de pedro en pentecostés (hechos 2:14-36) se dará cuenta de que jesús y los apóstoles no hablaban al azar, sino que transmitían con convicción un mensaje estructurado y coherente. su objetivo era provocar una reacción concreta en sus oyentes, por ejemplo, un cambio en la comprensión, en la actitud o en el comportamiento. así lo demuestra también el ejemplo de pablo. durante su primer viaje misionero, pablo fue invitado a hablar en la sinagoga de antioquía de pisidia. como relata hechos 13:16-41, pablo estructuró su prédica de tal manera que llevara a sus oyentes a tener fe en cristo:. hizo un repaso de la historia de israel. y de lo acontecido durante la actividad de jesús;. explicó la muerte y resurrección de jesús, que trajo el perdón de los pecados. y llevó a entender que todos estos acontecimientos se produjeron en cumplimiento de las escrituras. recorrer todo el camino. el anuncio de la palabra de dios es una combinación de diferentes elementos. basada en la autoridad del ministerio de apóstol y la autoridad conferida por la ordenación, combina. una fe personal inspirada por el espíritu y convicción (un portador de ministerio debe ser auténtico);. conocimiento (un portador de ministerio debe comprender las escrituras, la doctrina de la iglesia y las circunstancias actuales, etc.);. preparación inspirada por el espíritu (un análisis hecho con oración y reflexión de los pensamientos guía);. y, por último, la prédica inspirada por el espíritu (un portador de ministerio solo puede predicar desde la fe y la convicción). dicho de otro modo, el espíritu santo no solo actúa durante el servicio divino, sino ya antes y durante la preparación. los principios homiléticos y el obrar del espíritu santo no se excluyen mutuamente. van de la mano. la homilética es una forma de abrir la comprensión a todo el proceso. no se trata de técnicas “hechas por el hombre” ni de lineamientos estrictos, sino –como en los ejemplos bíblicos mencionados– de comunicar un mensaje claro que hable a la comunidad, provoque un cambio fundamental y lleve a las personas a cristo. el espíritu santo enseña, capacita y transforma, primero al propio portador de ministerio mediante la fe y la preparación, y luego a la comunidad a través de su prédica. al fin y al cabo, uno solo puede dar lo que ya posee y ha experimentado. foto: anthichada – stock.adobe.com. sobre el autor. el dr. markus cromhout (nacido en 1972) es teólogo de la iglesia nueva apostólica áfrica del sur y está activo como evangelista en su comunidad. estudió en la facultad de teología de la universidad de pretoria y es doctor en nuevo testamento. además de obras académicas , también escribe libros de divulgación científica. organiza seminarios sobre el tema de la “homilética” y aporta semanalmente contribuciones de fondo.
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