El mandato es amar incondicionalmente

¿No, con Jesús, sino en contra de Él? ¿Alguien no es digno de Jesús por amar más a su familia o es culpable por no guardar toda la ley? La Biblia se expresa con dureza, pero si observamos con atención, en ellas se muestra el mensaje de amor de Cristo.

El 8 de abril de 2017 en la ciudad de Panamá, en Panamá, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider predicó con la cita de una conocida palabra de Jesús: “El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama” (Mateo 12:30).

“…conmigo…”

“Con esta palabra, Jesús quiso aclarar que tenemos que tomar una decisión”, comentó el Presidente de la Iglesia. “El que quiera seguir a Jesús, tiene que seguirlo en todo, íntegramente. Si queremos ser redimidos, no podemos conciliar en ningún aspecto con el maligno”.

Por eso no es posible elegir qué mandamiento obedecer y cuál no, explicó remitiendo a Santiago 2:10. Es cierto también que los mandamientos no tienen que ser confundidos con las indicaciones que establecen los portadores de ministerio para organizar su trabajo en la Iglesia. “Únicamente Jesús, Dios, Padre y Espíritu Santo definen lo que es importante para la redención.”

Ni siquiera el bienestar de la propia familia debe inducir a cometer pecado, dijo el Apóstol Mayor comentando Mateo 10:37. Pero este hecho no supone una disculpa para no ocuparse de ella, muy por el contrario. De hecho, todavía en la cruz, Jesús se preocupó por el bienestar de su madre. “Seamos una fuente de bendición para nuestra familia”.

“…contra mí es…”

Quien quiera actuar en el sentido de Jesús, tiene que ser uno con Él, señaló el Apóstol Mayor. Caso contrario, el efecto sería más bien lo opuesto de lo que quería Cristo.

No es en sentido de Cristo amenazar a los creyentes con terribles consecuencias por su comportamiento equivocado. “Si queremos que los pecadores sean castigados, no seremos uno con Jesús”. Porque: "Su mensaje es un mensaje de amor”, remitió el Apóstol Mayor a Lucas 9:54-57 y concluyó: “Jesús nos necesita para que los pecadores puedan experimentar su amor".

“Nuestra función definitivamente no consiste en decir a Dios lo que tiene que hacer", extrajo como enseñanza de Mateo 16:23. Prometerle a un enfermo que sanará tiene por cometido querer forzar a Dios a hacer algo: “Nuestra función es orar para los hermanos y las hermanas, y ayudarles a permanecer fieles en la fe”.

Y luego, el Apóstol Mayor trasladó a los presentes lo que dice Mateo 6:24: “Nunca debemos usar nuestro ministerio para sacar ventajas personales”. Porque el que abusa de su función, contraviene a Cristo, porque ya no se lo podrá reconocer en el ministerio.

Juntar, en lugar de desparramar

“Cristo quiere que su pueblo sea unánime”. Por eso: “Nuestra función consiste en superar todas las diferencias”, interpretó el Apóstol Mayor los versículos 1-14 de Santiago 2. “Los que son como nosotros y los que son muy diferentes a nosotros, todos ellos deben recibir nuestro amor y el amor de Dios por igual”.

En tal caso, en el centro está la salvación eterna: “Nuestra función no es cambiar el mundo en el que vivimos. Nuestra tarea no consiste en resolver los problemas de nuestros hermanos y hermanas en la fe. Nuestra función consiste en reunir a la novia de Cristo”. Y a este rebaño también pertenecen las ovejas “esparcidas”.

La conclusión fue: “Nos hemos decidido por Jesús. No conciliamos con el maligno. Queremos ser unánimes con Cristo y contribuir a que se reúna la novia”.

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Andreas Rother
19.07.2017
Panamá, servicio Divino, apóstol mayor