Navidad significa: "Dios con nosotros"

Diciembre significa Adviento, Navidad, fin de año. Estas líneas de tiempo también determinan las prédicas en las Iglesias, enfocadas a la exhortación, la expectativa, la alegría. También en los Servicios Divinos nuevoapostólicos.

Hay personas que confunden la Navidad con compras compulsivas o consumismo. La caza por un regalo que sea "lo más", ya comenzó. Para el creyente, el Adviento es un tiempo de recordación y expectativa:

  • Recuerda al Salvador Jesucristo, quien vino al mundo como hombre para resucitar como Dios.
  • Espera al Cristo que vendrá, el Novio, quien quiere volver a su comunidad y la quiere transfigurar.

Jesús, el indulgente Rey

Ya el profeta Jeremías habla con gran expectativa de un tiempo en el que un "hijo de David" será rey y traerá juicio y justicia a los hombres. Cristo, el Hijo de David; este nombre se debe entender escatológicamente, al igual que Hijo del Hombre e Hijo de Dios. Jesucristo es un Rey justo que gobierna en su Iglesia. El que pertenece a la Iglesia de Cristo, se somete a su dominio. Su "programa de gobierno" menciona gracia y justicia.

Jesús, el Salvador que redime

El segundo domingo de Adviento presenta a Jesús como el Redentor. Quiere liberar al hombre del dominio del pecado. Esto acontece por medio del Bautismo, en el que es borrado el pecado original, y por el perdón de los pecados. La reacción humana a esto es el arrepentimiento. No siempre es fácil, como se sabe. Pero la expectativa presupone una actitud expectante. Y el que espera a un rey, baja la mirada con humildad. Dios le dio al hombre el libre albedrío. Él sólo salva a los que quieran ser salvados.

El pensamiento: "Pero si ya estoy bautizado, con eso alcanza" no denota arrepentimiento ni responde al Evangelio, sino que es arrogante y superficial. Los Sacramentos son actos santos y no automatismos. Aquí se pide la propia colaboración: El pecador reconoce sus errores, siente anhelo por la gracia y se esfuerza por vencer el mal.

Jesús, el nuevo ejemplo

Con el Adviento también se va terminando el tiempo de espera. Qué potente suena la frase de la epístola a los Gálatas: "Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo". Esta es con seguridad una de las mejores afirmaciones del Evangelio. Por fin, Jesucristo vino como verdadero hombre y verdadero Dios a este mundo. Una luz vino a la oscuridad. De pronto, el sufrimiento encuentra una salida, el dolor un sentido. "Jesús ha venido, motivo de alegría eterna". Y Él vino como el nuevo Adán, una persona única sin pecado, que vivió conforme a la voluntad de Dios. Tomarlo como ejemplo, imitarlo, es el reino de los cielos del hombre.

Jesús, el amigo cercano

El mensaje de Navidad de este año dice: "¡Dios con nosotros!". La encarnación de Dios en Jesucristo es un testimonio del amor de Dios al hombre. "La Navidad nos muestra que el amor de Dios es más fuerte que todo odio y que la misericordia de Dios es más grande que toda culpa", dice una cita del impulso para Navidad del Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Y precisamente esta es la impresión que caracteriza a la fiesta de Navidad: Dios está con nosotros. Suena como un buen mensaje para todos, especialmente para aquellas personas que en Navidad no pueden sentir gran alegría, que no tienen nada en su plato, que no pueden comprar regalos, que no tienen familia, que se sienten solas y abandonadas. ¡Dios está con vosotros! Y los demás, que tienen alegría y salud, dicha y paz, por ello no se enaltecen ni se vuelven arrogantes y orgullosos. ¡Dios también está con ellos! Pues la bendición de Dios es más que dinero y salud; los regalos bajo el árbol no son expresión de la bendición divina. Su bendición es paz, fuerzas y asistencia en tiempos buenos y malos.

¡Gracias, Jesús!

Y después, para el fin del año, queda el agradecimiento. A pesar de todas las dificultades que hubo en el año, también en tiempos de preocupaciones y tristeza conocemos el desvelo de Dios y su fidelidad. Por eso, a Él le corresponde la gloria. Del "gloria a Dios en las alturas" para el Salvador que nació hasta el "recibe gratitud, honor, a ti nuestra alabanza, por la fieldad que tú, oh Dios, a mi alma has brindado" hay un gran paso.



Foto: Smileus/fotolia.de

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Peter Johanning
30.11.2017
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