Hornear las hostias más allá de Bielefeld

Cuando las máquinas funcionan el doble de rápido que lo que estaba previsto, algo tiene que pasar. Pero tampoco en otras partes el hornear las hostias es un juego de niños. Sobre cómo la producción llegó a África, América y Asia.

Casi 240 millones de hostias produjo en el año 2001 el establecimiento que es propiedad de la Iglesia en Alemania. Más que nunca antes desde su fundación 70 años atrás. Esa cantidad marcó el límite de producción de la sede ubicada en Bielefeld. El futuro está en África. Aquí la Iglesia Nueva Apostólica tiene la mayor cantidad de miembros. Aquí los caminos para el transporte son más cortos y la mano de obra más barata.

En ese sentido se avanza desde marzo de 2002, cuando comienza la remodelación de un anterior taller de carpintería en Ciudad del Cabo. A partir de octubre de 2012, los técnicos instalan las máquinas bajo la supervisión de Bernd Nölke. El entonces director de la fábrica madre supervisa las instalaciones técnicas hasta los inicios de la producción a comienzos de 2003.

Hermanas gemelas en África

En principio se dispone en Ciudad del Cabo de aparatos muy similares a los de Bielefeld: de la máquina revolvedora y el horno pasando por el humidificador y el goteador del vino hasta la prensa y las estaciones de empaque. La diferencia es que las instalaciones de Alemania funcionan en forma completamente automática, una línea de montaje lleva el producto en sus diferentes etapas de máquina a máquina. En Sudáfrica el transporte se hace a mano y caminando.

La fábrica de hostias de Ciudad del Cabo tiene, entre tanto, una hermana gemela en Lusaka. Zambia demostró tener frente a Kenia y la República Democrática del Congo las mejores condiciones para una nueva ampliación en África. Las planificaciones comenzaron a fines de 2009, los trabajos de construcción a mediados de 2011. En febrero de 2012 fueron enviadas las máquinas de Alemania.

No sin obstáculos, como relata Bernd Nölke, quien también aquí –junto con su colega Jan Tischendorf de Ciudad del Cabo– actuó de ayuda para el nacimiento de la nueva sede. Los caminos de acceso al edificio del establecimiento tuvieron que ser reforzados para asegurar la descarga de los aparatos de toneladas de peso con una grúa, en el verdadero sentido de la palabra.

Masa y toques de vino con riesgos

A la producción en África no le faltan riesgos: además de la calidad de la harina que a veces cambia mucho, ante todo el clima ocasiona problemas, informa Kahangu Mututa, el director de la fábrica de hostias de Lusaka. Para contrarrestar el calor del verano, sólo ayuda agregar cubitos de hielo cuando se mezcla la masa. Muchas veces se debe comenzar de nuevo con la masa llamada "manteca".

Mientras tanto se pudieron dominar las dificultades de los comienzos, de las cuales Jan Tischendorf, oficial panadero de Ciudad del Cabo, puede contar novelas enteras: desde el "compresor de juguete", del cual salía el aire bien al comienzo, de la placa para goteo del vino que de repente voló a través de la dependencia llevándose con ella a la botella de vino. O de las unidades de control que se inclinan a olvidarse de su programación.

La capacidad anual que alcanzan estas tres fábricas es de unas 250 millones de hostias. El que cree poder calcular a partir de esta cifra la cantidad de concurrentes a los Servicios Divinos, se equivoca. Pues, además de que los Servicios Divinos entresemanales no son algo sobreentendido en todo el mundo, fuera de África hay otros lugares de producción.

Los puestos externos más antiguos

El puesto externo más antiguo se encuentra en Bengaluru, en la sede administrativa de la Iglesia Nueva Apostólica en la India. El establecimiento surgió en los años 1973/74 y fue financiado por la Iglesia regional Canadá, explica Madhu Sankaran de la administración local de la Iglesia. En una superficie de unos 40 metros cuadrados hay instaladas dos gofreras, un goteador de vino y una prensa. Las hostias para toda India y Sri Lanka se envían por correo.

La Iglesia Nueva Apostólica Argentina menciona que allí se producen hostias en dos localizaciones. Una de ellas fue instalada antes del cambio de siglo, la otra hace unos pocos años, informa Elisabet Köcher, colaboradora de la administración. Ambos emplazamientos se encuentran en Buenos Aires y poseen tres máquinas cada uno, produciendo exclusivamente hostias libres de gluten. Con ellas no sólo se abastece su propio país, sino también Chile y Paraguay. Aunque Uruguay produce básicamente sus propias hostias, recibe las hostias aptas para celíacos que necesita, de la Argentina.

Anteriormente los sudamericanos adquirían las hostias en una fábrica externa. Entonces a cada unidad todavía se le tenían que agregar las gotitas de vino manualmente, igual que en los días del comienzo de las hostias combinadas en Alemania.

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