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Asistencia espiritual (13): Entre lo “aburrido” y lo “emocionante”

junio 24, 2021

Author: Peter Johanning

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“¡Buah, qué aburrido estuvo esta noche!”. El Pastor había anunciado su visita y habló todo el tiempo de sus preferencias personales. El resultado fue una opinión durísima por parte de los presentes. Pero el interés genuino de la asistencia espiritual es diferente.

¿Un estereotipo? Sí, gracias a Dios que no lo es. Sin embargo, no se puede negar que una visita “exitosa” a los hermanos en la fe tiene estándares diferentes a los de contar viejas historias de vacaciones. Es más probable que sean percibidas como problemáticas y críticas.

La comunicación sobre temas referidos a la fe constituye su punto central. Sus motivos son otros: el aprecio hacia la otra persona, la adquisición de conocimientos por inspiración del Espíritu Santo y las lecciones tomadas de acontecimientos bíblicos que pueden ser interesantes para la propia vida. Una buena visita de asistencia espiritual es como una búsqueda del tesoro.

Permanecer en el modelo del rol a seguir

En primer lugar, los asistentes espirituales tienen la obligación de reflexionar regularmente sobre la calidad de sus visitas pastorales. Al fin y al cabo, se ganan con ellas una cierta reputación, para bien o para mal. Un portador de ministerio que sabe escuchar y se toma en serio la confidencialidad se enterará más sobre las preocupaciones de los creyentes. Quien no siempre lo sabe todo de inmediato y no tiene una respuesta –a veces trivial– para todo, es percibido como un buen interlocutor. Confianza contra confianza es el lema de una conversación de fe exitosa. Hay que ganarse la confianza.

La visión de la fe de una persona difiere de la de otra, una verdad conocida. Si el portador de ministerio quiere “igualar” todo, comete un error. Los puntos de vista privados no se comunican a todo el mundo, sino solo a personas seleccionadas. Aquí el rol principal no lo cumple el sistema de la Iglesia o la autoridad del ministerio, sino la cuestión de una base de confianza que sea resistente. Si la visita de asistencia espiritual se percibe como una especie de intrusión, no es una ganancia sino una carga. El portador de ministerio ordenado por el Apóstol debe asumir una comprensión de su rol: el de querer ser un siervo de Dios digno de confianza, responsable y discreto.

Pensar mejor los viejos valores

Por supuesto, esta moneda tiene otra cara: No siempre el portador de ministerio es el culpable de que no haya confianza. Tan diferentes como son las personas, también lo son sus caracteres. ¡También hay que querer creer en el significado de la ordenación! No todos los hermanos y hermanas en la fe son conscientes del significado de la ordenación, de lo que supone para el portador de ministerio y de los efectos que tiene en la asistencia espiritual en general y para ellos en particular. Aunque el ministerio pierda importancia en la sociedad, esto no se aplica necesariamente a cada portador de ministerio. No hay que responsabilizar a todos de los errores de los individuos.

Hay muchas razones para negar una visita de asistencia espiritual. Las visitas de asistencia espiritual compiten con una gran variedad de ofrecimientos: tiempo libre, intereses personales, actividades deportivas, o incluso simplemente estar agotado después de un largo día de trabajo. El ofrecimiento de la Iglesia de hacer visitas de asistencia espiritual por la noche no carece de alternativas. Se necesita paciencia y tolerancia para un acuerdo en la programación.

Hoy en día, muchas relaciones tienen lugar con parejas de diferentes denominaciones. El cónyuge no nuevoapostólico no está interesado en la visita de un portador de ministerio nuevoapostólico o bien la rechaza. En este caso, el cónyuge nuevoapostólico prefiere renunciar a la visita para evitar conflictos en la pareja.

Las ventajas superan a las desventajas

¿Cuáles son las ventajas de una visita de asistencia espiritual en comparación con otras opciones de asistencia espiritual? Una pregunta interesante con la que hay mucho que ganar si se responde con honestidad. Debe quedar claro que una conversación de asistencia espiritual mantenida cara a cara y a la altura de los ojos no puede ser totalmente sustituida por los contactos a través de las redes sociales, los foros, los blogs, vía WhatsApp o el correo electrónico, sin tener en cuenta que, sobre todo, a los jóvenes les gusta utilizar estos medios. Los contactos a través de las redes sociales son un buen complemento a las visitas de asistencia espiritual. La percepción concreta y directa de los diálogos y los sentimientos, de los estados de ánimo y los afectos, de los gestos, las expresiones faciales y el comportamiento momentáneo del interlocutor permite una evaluación mucho más precisa de los mismos y, por lo tanto, también la posibilidad de una respuesta más adecuada. La verdad y la mentira son más fáciles de distinguir, la autenticidad y el comportamiento de los roles se reconocen mejor, la apariencia y la realidad se hacen más evidentes.

De esto es precisamente de lo que “adolece” al sistema de los medios sociales hoy en día: no se respetan todas las reglas de una comunicación llena de confianza.

También la forma de expresarse físicamente mientras se escucha, la confirmación verbal puntual de lo escuchado, la mirada con reconocimiento afectuoso al interlocutor le muestran a la persona que el asistente espiritual se dedica por completo a ella y se “preocupa” realmente por ella.

Alegato a favor de la visita de asistencia espiritual

De ello se deduce que la tradicional visita de asistencia espiritual debe seguir siendo un ofrecimiento especial de la Iglesia en el futuro. Tendrá éxito en el sentido de ser beneficiosa cuando ambas partes se acerquen con confianza, cuando el portador de ministerio actúe como siervo de Dios y los hermanos como creyentes interesados. El “apoyo del Espíritu Santo” es seguro para quienes confían en ello.

Por lo tanto, la visita de asistencia espiritual no es comparable a la medicina de urgencias según el lema: “Si hay un problema, ¡voy!”. Si la asistencia espiritual se hace por amor, entonces es siempre un ofrecimiento de ayuda y apoyo en la fe.

Sin embargo, si los hermanos y hermanas en la fe dan una señal clara de que no están interesados en las conversaciones referidas a la fe, esto será respetado. En última instancia, cada uno decide y actúa bajo su propia responsabilidad.

En la próxima parte de esta serie sobre la visita de asistencia espiritual, informaremos sobre un encuentro muy especial. El encuentro de Jesucristo con sus discípulos en el camino de Jerusalén a Emaús es la madre de todas las visitas de asistencia espiritual.

Foto: melita – stock.adobe.com

junio 24, 2021

Author: Peter Johanning

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