Dirigir con poder, sentimiento y coraje

La cocina, los niños, la guerra y los conflictos cotidianos. Nada era demasiado para ella. Una personalidad de la Biblia informa sobre su época, su vida cotidiana y sus actos heroicos. Con toda modestia.

Mi historia, como está escrita en la Biblia, se cuenta rápidamente. Pero no se menciona cómo llegué a tener tan alta consideración y estima. Sin embargo, mi nombre, que se traduce como “abeja”, no me fue puesto en vano. Gracias a mi diligencia, mis habilidades y la gracia de Dios, llegué a mi importante cargo y fui estimada por mi pueblo.

Una mujer con poder

Soy profetisa y jueza en el pueblo de Israel. Dios me eligió como profetisa para hablar a su pueblo. Como jueza, tomo decisiones legales y militares. Sí, se podría decir que soy la líder de las tribus de Israel.

Los israelitas, poco unidos y aún sin rey, suben hasta mí con sus disputas y problemas legales. Sí, es así. Vivo y trabajo en lugares elevados para estar al tanto de las cosas. Me siento bajo una palmera que lleva mi nombre, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín.

Ocupo una posición destacada: en la larga lista de jueces que el pueblo de Israel tuvo hasta ahora, soy la única persona que es a la vez juez y profeta. Y yo soy la única que realmente ejerce una función judicial, es decir, que conoce de casos legales, decide y da respuestas a los interrogatorios del oráculo.

Una mujer con sentimiento

Además, estoy casada con Lapidot y cumplo mi papel social de esposa y madre. En la época en que vivo, esto también es muy importante. No es habitual que una mujer ocupe un cargo tan importante. Pero hago bien mi trabajo, mi pueblo confía en mí y en lo que tengo que decir de Dios. Siempre trato de actuar en interés de mi pueblo y de hacer lo que Dios quiere que haga.

Una mujer con coraje

Todavía se me conoce 3000 años después de mi muerte por mi victoria sobre Sísara, que fue capitán del ejército de Jabín, rey de la ciudad cananea de Hazor. Jabín había oprimido durante mucho tiempo a nuestras tribus.

Cuando el pueblo me pidió ayuda, le conté a nuestro capitán Barac la profecía que había recibido de Dios. Él debía ir al monte Tabor con 10.000 hombres, y luego Dios entregaría a Sísara y a sus guerreros en manos de Barac junto a un arroyo. Barac seguía teniendo un ligero malestar y me pidió que lo acompañara a la batalla. Confiando plenamente en la ayuda de Dios, fui a la guerra con él.

Una mujer con historia

Dios nos dio la lluvia para que los carros de nuestros enemigos se atascaran en el fango y fuera fácil derrotarlos.

A través de otra mujer, Dios nos dio la victoria final sobre Sísara, pues este huyó y se alojó con Jael, la esposa del ceneo Heber. Suponiendo que ella era amigable, se instaló con ella. Pero ella tomó una estaca y se la clavó en la sien, matando así a nuestro enemigo.

La historia completa se cuenta dos veces en la Biblia: una como relato y otra como poema. El cántico que lleva mi nombre es uno de los pasajes más antiguos de la Biblia.

Una mujer con impacto

Más adelante, causaré dificultades a muchos intérpretes de la Biblia, principalmente hombres. No se llevan muy bien con las mujeres en posiciones de poder. Los rabinos traducirán mi hermoso nombre como “avispón” para ridiculizarme y acusarme de arrogancia y engreimiento.

Sin embargo, Ambrosio de Milán utilizará mi historia en el siglo III para atraer a las mujeres a funciones de conducción en las comunidades. Reconoce que no es solo el género, sino la valentía lo que a uno lo hace fuerte.

Me llamo Débora. Soy jueza y profetisa.


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Katrin Löwen
25.10.2022
femenino, Biblia, servicio Divino