Spotlight 07/2018: Equiparse para el viaje de la fe

Quedar fieles a Jesús está ligado con esfuerzos. Y con hacer planes, elegir un buen guía en el viaje y tener perseverancia. De eso está seguro el Apóstol de Distrito Enrique Eduardo Minio de Argentina. Pensamientos sobre la consigna del año.

Al reflexionar sobre el lema que nuestro Apóstol Mayor nos ha dado para este año 2018, surgen diferentes pensamientos:

Saber hacia dónde vamos y decidirnos a ir

El seguimiento implica saber hacia dónde uno va. Si en lo cotidiano en nuestros proyectos familiares, laborales, personales no tenemos en claro hacia dónde vamos, es muy factible que fracasemos.

De pequeño quedó grabada en mi mente la escena de una película en la que el personaje principal, una niña que estaba perdida, llega a la bifurcación de un camino y le pregunta a otro de los personajes: "¿Hacia dónde debo ir?". La respuesta es otra pregunta: "¿Adónde deseas llegar?". A lo que la niña responde: "No lo sé" y recibe la respuesta: "Entonces elige cualquier camino, pero es factible que llegues a un lugar que no deseabas".

En nuestro caso, para la meta de nuestra fe Dios ya ha conformado un plan, nos ha elegido e invitado a alcanzar lo prometido. La promesa que hemos recibido como hijos de Dios nos conduce a la comunión eterna con Él, es una preciosa y valiosa meta. Nosotros sabemos hacia dónde vamos, pero ¿queremos transitar el camino? Debemos decidirnos cada día a recorrerlo.

Elegir nuestro guía en el camino

Para transitar el camino hacia la meta debemos tener claro quién puede conducirnos y ayudarnos cuando estamos desorientados o perdidos. A quien debemos seguir no es a una persona, sino a Jesucristo. Al ser "Cristo" nuestro modelo nos aseguramos que en Él no habrá variación, que aquello que ha sido planificado por Dios se cumplirá y que llegaremos seguros a la meta. Decidirnos por Cristo es nuestra tarea cotidiana.

Perseverar hasta alcanzar la meta

Alcanzar una meta implica perseverar. Hay un dicho que también se suele decir en nuestras latitudes: "La gota horada la piedra, no por su fuerza, sino por su perseverancia". Podemos inferir que no es diferente en nuestro camino. Para alcanzar la imagen de Cristo debemos quedar fieles en el seguimiento y ello implica vencernos a nosotros mismos, no con nuestras fuerzas, sino con las que recibimos de lo alto, una y otra vez, gota a gota hasta crucificar la "vieja criatura" para llegar a la imagen de Cristo, lo cual es una tarea de cada día.

En resumen, sabemos hacia dónde vamos, queremos transitar ese camino y tenemos un guía perfecto, sólo nos resta decidirnos cotidianamente por Él y perseverar hasta alcanzar la meta. ¡Un hermoso desafío!



Foto: INA Argentina

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Enrique Eduardo Minio
23.04.2018
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