En foco 7/2020: ¡Solo a través de Él somos libres!
Muchas personas creen que son libres cuando pueden hacer lo que quieran. Pero a menudo tales decisiones, supuestamente libres, conducen a nuevas dependencias, dice el Apóstol de Distrito Leonard Kolb (EE. UU.).
Podemos leer en Génesis 1:27 que Dios, el Creador, hizo al hombre y a la mujer a su imagen. Podemos entender de esto que Él dio a los seres humanos una gran variedad de sus atributos que no dio al resto de la creación, incluyendo el don único del libre albedrío.
Así dotados, Adán y Eva disfrutaron de una existencia de libertad en el huerto mientras permanecieron en la voluntad de Dios. Dios les permitió disfrutar y beneficiarse de todo con una única restricción: comer de un árbol específico, del árbol del conocimiento del bien y del mal. Con el tiempo, el maligno comenzó su trabajo de engaño. Le dio a Eva la impresión de que era “libre” de actuar como quisiera, incluso fuera del mandamiento de Dios:
“No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”.
A la serpiente inteligentemente le faltó mencionar que vivir fuera de la voluntad de Dios en realidad limita el don del libre albedrío, porque uno queda aprisionado en la influencia de otro y sujeto a la paga del pecado: la muerte. Así, la palabra de Dios era verdadera después de todo... porque el día que comas de él ciertamente morirás. En consecuencia, este "acto libre" de caer en el pecado dictó que todas las almas que han seguido a Adán y Eva empiecen la vida encarceladas en el pecado, lejos de Dios.
Podemos leer en la Biblia que el maligno ha continuado este engaño a través de los tiempos hasta el presente, dando a los seres humanos la impresión de que son completamente libres.
Él insinúa: Los mandamientos de Dios son restrictivos, anticuados e irrelevantes. Todas las cosas son posibles para ti...
Uno puede incluso escuchar ocasionalmente el comentario: “Puedo hacer lo que quiera”, creyendo que viven en libertad, pero en realidad están bajo el control dominante de Satanás.
¡Agradezcamos a Jesucristo que abrió el camino de la libertad con su sacrificio!
Al reconocer y abrazar su amor, un alma comienza a darse cuenta de su propósito y la intención para la que fue creada. Esta iluminación arroja luz sobre las cadenas con las que Satanás la ha atado y uno busca ser libre. Aprovechando la gracia de Dios y renunciando al diablo y a todo su obrar y ser, se abre un camino a la libertad que solo Cristo puede dar.
¡Solo a través de Él, ahora, somos libres!
Foto: NAC USA
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Leonard Kolb
20.04.2020
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