A la misión de ayuda en Kivu del Sur

Sol, palmeras, música reggae. El vídeo de tres minutos de duración en WhatsApp parece muy divertido para las vacaciones. Pero Robert no está de vacaciones. Al contrario, está trabajando para “Médicos sin Fronteras” en la construcción de una clínica.

Robert tiene 27 años, vive en Hamburgo (Alemania) y trabaja como director de proyectos en Airbus en la construcción de aviones. Es Pastor en la comunidad de Eimsbüttel y le encanta el parapente y el kitesurf. En el tiempo del que informa este artículo, no puede hacer nada de eso. El motivo es que está trabajando para la organización internacional de ayuda “Médicos sin Fronteras” en la República Democrática del Congo.

¿Cómo consigue un director de proyectos este trabajo? “Médicos sin Fronteras también necesita personas que se ocupen de la infraestructura”, nos dice Robert. “Las vacunas tienen que llegar de A a B, hay que mantener la cadena de frío, asegurarse de que haya suficientes choferes y guardias”.

El pensamiento

Robert llevaba tiempo considerando la posibilidad de ofrecerse como voluntario para prestar ayuda humanitaria. El remate fue un accidente en marzo de 2019 mientras hacía parapente en Dinamarca: “Fue muy doloroso y puso en peligro mi vida. En el hospital me ‘remendaron’ en una operación de urgencia”.

Durante la recuperación, Robert tuvo mucho tiempo para reflexionar. Se dio cuenta de que la vida puede cambiar de un momento a otro, así que no hay que dudar en seguir los sueños. “También me di cuenta de lo importante que es la atención médica de urgencia”, explica Robert. “No es algo sobreentendido que te atiendan en un hospital bien equipado 30 minutos después de un accidente”.

La decisión

Así que empezó a investigar las condiciones en las que sería posible una misión en “Médicos sin Fronteras”. ¿Podría ser necesario alguien con sus habilidades allí? “Me enteré a través de la página web y, por casualidad, una semana después había un evento informativo en Hamburgo”.

Así que presentó su solicitud e informó a su empleador sobre su plan. Afortunadamente, sus superiores lo apoyaron y aprobaron la licencia con poca antelación. Para Robert, fue una señal de que su decisión estaba bendecida: “He descubierto los designios de Dios en muchas ocasiones, ha sido una gran experiencia para mí”.

Entonces llegó la llamada de “Médicos sin Fronteras”, si quería ayudar a construir un hospital en el este de la República Democrática del Congo. Sería responsable de la logística, el personal y la planificación financiera. Para Robert ya no era una pregunta, ¡quería hacerlo!

Los imponderables

La República Democrática del Congo no es un país seguro. Entre otras cosas, hay advertencias de no viajar a la provincia de Kivu del Sur, donde Robert iba a prestar servicios. Allí y en otras partes del país, son frecuentes los incidentes violentos entre las fuerzas de seguridad congoleñas y los grupos rebeldes armados.

Sin embargo, Robert no tuvo miedo de viajar allí: “Yo mismo me sorprendí de lo tranquilo que estaba. Tenía mucha confianza en la organización Médicos sin Fronteras, que lleva décadas prestando una ayuda humanitaria y de emergencia médica muy profesional. Si te interesa esa misión, está claro que te enviarán adonde realmente arde”.

¿Podrá Robert asistir a los Servicios Divinos mientras trabaja en el Congo? No parecía viable de antemano. Aunque la Iglesia Nueva Apostólica tiene un gran número de miembros en el Congo y cuenta con comunidades en muchos lugares, no había ninguna en Baraka, la ciudad donde Robert iba a trabajar, según le dijeron cuando preguntó. Así que se preparó para mantenerse en contacto con la Iglesia principalmente a través de Internet.

En febrero llegó el momento: Robert aterrizó en Baraka. Cómo experimenta allí la estación de las lluvias, cómo siente la influencia de los criminales y cómo tiene una experiencia de fe muy personal, la segunda parte del informe lo contará mañana.


Foto: spirit

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Redaktion spirit, Andreas Rother
17.05.2021
República Democrática del Congo, compromiso social, personalidades