Cinco puntos de vista sobre la vida después de la muerte

¿Cómo es la vida después de la muerte? ¿Sigue siendo posible la salvación? Las respuestas de la fe nuevoapostólica se encuentran en una carta doctrinaria recientemente publicada: los puntos más importantes en cinco frases.

Una doctrina según la cual Dios también puede salvar a los seres humanos sin que tengan que creer en Cristo es incompatible con el encargo que Jesús dio a sus Apóstoles.

Desde el primer Pentecostés, el Espíritu Santo está activo en la Iglesia de Cristo. Gracias a su poder, los primeros Apóstoles pudieron cumplir el encargo que Jesús les había confiado (Juan 14:26). El Apóstol Pedro recordó ante el concilio que Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Después de que Jesús obtuviera la victoria sobre la muerte, el mensaje de salvación es dirigido tanto a los vivos como a los muertos (1 Pedro 4:6).

Si el destino del ser humano se determinara definitivamente en el momento de su muerte, una gran parte de la humanidad no tendría acceso a la salvación en Cristo.

Los cristianos nuevoapostólicos creen, y esta es una de las características especiales de su fe, que los difuntos conservan su libertad de decisión. En el momento de la muerte, el alma y el espíritu dejan el cuerpo del ser humano para entrar en el mundo del más allá. El cuerpo muere, pero la personalidad del fallecido permanece. Esto significa que los difuntos pueden decidir libremente estar a favor o en contra de Jesucristo.

Dios no clasifica a las personas en categorías, sino que considera que cada una de ellas es una persona única.

La Biblia utiliza varias imágenes para describir la situación de los seres humanos en el más allá. 1 Pedro 3:19 habla de espíritus “encarcelados” que en otro tiempo desobedecieron. Jesús dijo que hay muchas “moradas” en la casa del Padre (Juan 14:2).

El concepto de la cárcel no debe tomarse al pie de la letra. La imagen solo se refiere al hecho de que esos difuntos siguen prisioneros del pecado y, por lo tanto, no pueden acercarse a Dios.

Del mismo modo, los términos “moradas” o “ámbitos” no quieren decir que Dios recoja o encarcele a todos los fallecidos con el mismo “perfil” en el mismo “lugar”: mentiroso con los mentirosos, asesino con los asesinos, etc. Dios no clasifica a las personas en categorías, ¡considera que cada una de ellas es una persona única! Solo podemos decir que el estado de los difuntos depende de su relación con Jesucristo y de la medida de su culpa.

Un difunto no puede ser salvo automáticamente por haber sufrido lo suficiente en una “cárcel”.

El tiempo que un difunto haya pasado en un “ámbito” no tiene influencia en su salvación. ¡Únicamente hay un camino para llegar a Dios y es por la fe en Jesucristo! Para ser salvos, los difuntos deben aceptar el Evangelio, creer en Jesucristo y recibir los Sacramentos administrados por los Apóstoles.

Al recibir los Sacramentos, Cristo “libera” a los difuntos como libera a los vivos: Los bautizados con agua son liberados del pecado original y pueden acercarse a Dios. Los bautizados con Espíritu Santo reciben la promesa de la vida eterna y la oportunidad de entrar en el reino de Dios como primicias. Participar dignamente de la Santa Cena les permite estar en comunión con Cristo y desarrollarse a su imagen.

La doctrina del milenario reino de paz se basa en la convicción de que Dios quiere dar a todos los seres humanos la oportunidad de ser salvos por la fe en Jesucristo.

Cuando venga nuevamente, Cristo tomará a los escogidos que se han dejado preparar por el Espíritu Santo, de este mundo y del mundo del más allá. Su alma y su espíritu llevarán un nuevo cuerpo, el cuerpo de resurrección, con el que entrarán en la gloria de Dios.

Como Dios quiere la salvación de todos los seres humanos y esta salvación solo puede ser alcanzada a través de Cristo, permitirá que cada ser humano pueda decidirse libremente por Cristo. Durante el reino de paz, la salvación será proclamada a todos los seres humanos, vivos y muertos. Todos tendrán la oportunidad de seguir a Cristo.

Este artículo se basa en la carta doctrinaria “Pensamientos sobre nuestro concepto de los difuntos”. El original fue publicado en la edición especial de Pensamientos Guía 2/2020 y ahora también en la revista para miembros community, número 4/2024.


Foto: Ronny Behnert - stock.adobe.com

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Andreas Rother
10.10.2024
declaraciones doctrinales