Los Sacramentos (41): El Santo Sellamiento, ¿típicamente nuevoapostólico?

¿Qué distingue a la doctrina nuevoapostólica de la de otras denominaciones? Estas y otras preguntas similares se repiten una y otra vez. Las respuestas son más o menos largas según el contexto. Sin embargo, a menudo se incluye una palabra clave: el Santo Sellamiento.

La Iglesia Nueva Apostólica conoce tres Sacramentos. Y como tiene Sacramentos, así como otras Iglesias también los tienen, aunque en mayor o menor cantidad, ¡la Iglesia Nueva Apostólica está lejos de ser una secta! El Sellamiento –en términos de contenido– también existe en otras denominaciones, aunque allí se llame de otra manera. En realidad, es un acto bíblico que las Iglesias no pueden evitar.

Según el Catecismo nuevoapostólico, el Santo Sellamiento es “el Sacramento a través del cual el creyente, por imposición de manos y oración de un Apóstol, recibe el don del Espíritu Santo y se convierte en un hijo de Dios con vocación para la primogenitura”. Esta es una sentencia de mucho peso. También porque toca los fundamentos mismos de la fe cristiana. Jesús fue ungido, los Apóstoles y los creyentes fueron sellados con el Espíritu Santo. Posteriormente, la Iglesia estableció una secuencia para recibir los Sacramentos. Sin embargo, este orden ya estaba establecido en el Nuevo Testamento: “Estas descripciones dan fe de que, salvo las excepciones mencionadas, el don del Espíritu Santo sólo era transmitido por Apóstoles. Además, queda en claro que el don del Espíritu Santo recién se dispensaba después de realizado el Bautismo con Agua”, dice el Catecismo INA.

Origen y desarrollo

Por supuesto, esto no siempre fue así. La Comunidad Católica Apostólica, que surgió en la década de 1830, entendía el Sellamiento más bien como un “sello” del Bautismo ya realizado. Esto parece una diferencia marginal al principio, pero no lo es. El acto, también llamado “imposición apostólica de manos”, se realizaba en adultos a partir de los 21 años. A través de él, se enseñaba, el creyente recibía la plenitud del Espíritu. En consecuencia, el Bautismo con Agua era el Sacramento de iniciación por el que una persona llegaba a ser cristiano e hijo de Dios. El Sellamiento –que no se introdujo litúrgicamente hasta 1847– sellaba este paso. Como una confirmación, el bautizado se aseguraba el acompañamiento de Dios y de sus Apóstoles.

Más tarde, el Sacramento fue revalorizado en el sentido de que el carácter del “renacimiento de agua y el Espíritu” fue enfatizado como relevante para la salvación, haciendo referencia a los preceptos bíblicos. El Bautismo con Agua se “completa” con el Sellamiento. Un Sacramento en dos partes, ya que ambas partes juntas dan lugar al renacimiento. El Catecismo nuevoapostólico dice: “En el Santo Sellamiento se consuma aquello que fue comenzado en el Santo Bautismo con Agua: el renacimiento de agua y Espíritu. Ambos Sacramentos son actos de la gracia divina en el hombre, que tienen lugar una sola vez. La vida recibida en ellos se alimenta y preserva ante todo gustando regularmente la Santa Cena. La nueva criatura que tiene su origen en el renacimiento, hace referencia a la santificación y la nueva creación que acontecen por medio de Dios, el Espíritu Santo”.

¿Por qué el Sellamiento?

Sobre todo, es importante creer en el significado, en el motivo de este Sacramento. ¿Por qué el Santo Sellamiento es en un Sacramento? ¿Por qué y cómo van unidos el Bautismo y el Sellamiento? Los antepasados nuevoapostólicos también encontraron una respuesta significativa a esta pregunta: Mientras que el Bautismo con Agua incorpora a la persona en la Iglesia de Cristo, el Bautismo con Espíritu es el billete de entrada a la comunidad nupcial del Señor. Es allí donde se predica el inminente retorno de Jesucristo, donde los Apóstoles preparan a la comunidad de las primicias: “Por el renacimiento de agua y Espíritu, el creyente además es convocado por Dios para la primogenitura. Por lo tanto, el renacimiento tiene, en términos del reino de Dios, un aspecto presente y uno futuro (Juan 3:5). El efecto presente del renacimiento, la filiación divina, representa algo así como una antelación de la primogenitura, el “real sacerdocio" (1 Pedro 2:9). […] Con el Santo Sellamiento se perfecciona la entrega a Cristo iniciada en el Santo Bautismo con Agua. El creyente recibe la vivificación espiritual que lo lleva a estar en comunión con el Señor que vendrá nuevamente (Santiago 1:18; Apocalipsis 14:4). Así forma parte de aquellos que Dios prepara dentro de la Iglesia a través de los Apóstoles para el retorno de Cristo y ser partícipes de las bodas en el cielo (Apocalipsis 19:7-8)” (Catecismo INA 8.3.9).

Cómo se ha desarrollado este Sacramento a lo largo de todos los años de la historia de la Iglesia, por qué se ha convertido finalmente en una característica importante de la doctrina nuevoapostólica y qué tienen que decir las otras denominaciones al respecto, lo desarrollaremos en otros episodios de nuestra serie sobre el tema “Sacramentos”.


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